Migrantes a merced de traficantes, salones futuristas donde se anuncian seductores avances en alambradas, malvados que se aprovechan de la miseria y fragilidad de los más desvalidos: Matei Visniec en esta obra nos muestra con toda su crudeza el drama actual de la inmigración, recrudecido por el de los refugiados. Magia teatral que conmueve, disfrute para la imaginación y el pensamiento que, una vez acabada la obra, nos dejan una profunda amargura. Y tal vez, el deseo de hacer algo. Con su genio dramático, que nos lleva de lo grotesco a lo terrible, de lo irónico a lo poético, de lo real a lo fantástico, Matei Visniec, maestro del humor negro, nos hace hasta esbozar una sonrisa, una sonrisa muy amarga, ante la catástrofe humanitaria que nos presenta en esta obra hecha de cuadros dramáticos donde se alternan diferentes líneas argumentales.
Matei Visniec se dio a conocer al gran público con su teatro escrito en francés unos años después de su exilio voluntario en 1987. No obstante, desde muy pronto, durante los años de la dictadura de Ceauşescu, había escrito en rumano otras obras que, en su inmensa mayoría, no se representaron entonces en Rumanía, lo que no es de extrañar por los dardos críticos que lanzaba al régimen, a menudo falsamente disimulados en lo irónico o lo sugerido.Las tres obras que reúne este volumen pertenecen a ese periodo y comparten, además, dos rasgos: son relativamente cortas y el animal tiene un papel importante en ellas: el perro, el caballo y la araña, respectivamente. «El bolsillo del pan» pone en escena a dos hombres que discuten inútilmente sobre cómo salvar a un perro abandonado en un pozo. «Caballos en la ventana» muestra la inquietante conducta de unos caballos mientras asistimos a tres diálogos sobre la guerra –vivida o por vivir."La araña en la herida" nos traslada a la escena de la crucifixión, lo que permite al autor indagar sobre los seres humanos en una situación extrema. En las tres obras se despliega el genio artístico de Matei Visniec para hacernos esbozar una amarga sonrisa. Y una inquietud vital, nacida de la angustia de vivir en un régimen autoritario, pero también de la propia condición humana.