El concepto de ego se asocia con frecuencia a rasgos negativos del psiquismo: egocentrismo, egoísmo, egolatría… Esto resalta la pobre opinión que tenemos de nosotros porque, a fin de cuentas, «ego» significa yo. Así que esta concepción negativa del yo solo1 puede conducirnos a la represión o a la renuncia de ser nosotros mismos.
Por eso Antonio Blay propone el término «personaje» para referirse al «ego», diferenciándolo claramente del «yo». Pero hace algo más: presenta el personaje como un accidente sobrevenido en el proceso de socialización del individuo, algo que no es inherente a la naturaleza humana, sino que ha sido inducido en la mente de una manera artificial. Por lo tanto, la supuesta limitación, el pecado original, se puede objetivar y eliminar.
Jordi Sapés ofrece en esta obra una visión completa del concepto de personaje: su génesis, su estructura y la fuerza hipnótica que nos lleva a identificarnos con él. Pero también la manera de escapar de su influencia mediante un ejercicio metódico que puede significar el primer paso real hacia la libertad y la autorrealización.