Biblioteca Clásica Gredos

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    Odas y fragmentos

    Píndaro

    La poesía de Píndaro, aunque pertenece a otro universo espiritual y nos ha llegado sin sus originales componentes de música y danza, sigue emocionando por su intensidad expresiva y la fuerza de sus imágenes. De la extensa obra poética de Píndaro (Tebas, h. 520 a.C.-h. 438) tan sólo nos han llegado los cuatro libros de sus Epinicios u odas triunfales; sólo cuatro de los diecisiete libros en que los filólogos antiguos ordenaron su producción, y unos cuantos fragmentos. Pero bastan para mostrarnos la grandeza artística del mayor poeta coral de la Grecia clásica. Fue un espíritu hondamente religioso y ligado a las tradiciones de la patria helena. Pero Tebas no se adhirió a la causa democrática, y pactó con los persas y los ideales de la vieja aristocracia. La de Píndaro es una poesía densa, de imágenes audaces, expresada en piezas de encargo muy formalizadas. Aunque no nos ha llegado el acompañamiento original de la letra (la música, la danza), estos versos siguen conmoviéndonos por la fuerza de sus imágenes y la intensidad de su inspiración.

    Vidas paralelas V

    Plutarco

    Este volumen reúne las biografías de Lisandro-Sila, Nicias-Craso y Cimón-Lúculo. Plutarco se centra en el carácter moral de estos personajes históricos para dibujar un fino retrato de poderosas naturalezas humanas. Este volumen reúne las biografías de Lisandro-Sila, Nicias-Craso y Cimón-Lúculo. Plutarco se centra en el carácter moral de estos personajes históricos para dibujar un fino retrato de poderosas naturalezas humanas. Lisandro, el exitoso general espartano (derrotó a la flota ateniense en la célebre batalla de Egospótamos y conquistó Atenas), y Sila, el cruel dictador romano, aparecen unidos por su carácter excesivo, que llevó al primero a ensañarse con sus enemigos incluso cuando ya había vencido, y al segundo a depurar a sus enemigos en Roma; el general y estadista ateniense Nicias tuvo una destacada intervención en la Guerra del Peloponeso y obró la célebre paz que lleva su nombre, aunque se le achaca una derrota decisiva frente a los espartanos en Sicilia a causa de su carácter vacilante e inseguro, mientras que Craso el Triunvuro, general y político de la última época de la República romana, se destacó en los lances militares de la batalla de la Puerta Colina, en el bando de Sila, y el aplastamiento de la revuelta de los esclavos, además de por su apoyo económico y político a Julio César (con éste y con Pompeyo formó el Primer Triunvirato); por último, Cimón y Lúculo comparten suertes distintas: el primero fue condenado a un ostracismo de siete años por ser el principal defensor del partido proespartano en la Atenas de Pericles, el segundo se retiró a un lujo desmedido en sus villas de Roma y Túsculo, donde se dedicó al estudio de la filosofía tras haber combatido con éxito, como general de Sila, en las Guerras Mitridáticas.

    Vidas paralelas VII

    Plutarco

    Esta obra presenta las vidas de Demetrio Poliorceta, uno de los generales de Alejandro Magno, que luchó por la sucesión del gran conquistador, y la de Marco Antonio, triunviro rival de Octavio, el futuro Augusto, así como las de Arato de Sición, Artajerjes II, Galba y Otón, y Dión y Bruto. Las Vidas de Demetrio y Antonio presentan la azarosa existencia de Demetrio Poliorceta (337-283 a.C.), hijo de Antígono «el Tuerto», uno de los generales de Alejandro Magno que luchó por la sucesión del gran conquistador, y la de Marco Antonio (83-30 a.C.), triunviro rival de Octavio, el futuro Augusto. Plutarco plasma sus desmesuradas pasiones, avivadas por amantes y aduladores, sus espectaculares y mal digeridos triunfos seguidos de catastróficas derrotas, hasta llevarnos hacia los patéticos y aleccionadores finales de estos dos singulares antihéroes. Componen este volumen otras cuatro biografías independientes: la Vida de Arato relata las dificultades de Arato de Sición (271-213 a.C.), como estratego de la Liga Aquea, para mantener la independencia de Grecia frente al enemigo reino macedonio; la Vida de Artajerjes es un interesante cuadro de exotismo decadente e intrigas de harén que enturbian el reinado de Artajerjes II (436-358 a.C.); y, por último, las Vidas de Galba y Otón nos trasladan al 69 d.C., «el año de los cuatro emperadores», y a la difícil transición tras la muerte del emperador Nerón. Con las Vidas de Dión y Bruto, Plutarco aborda el tema de la tiranía. Insiste en los aspectos que más podrían aproximar las vidas de estos dos tiranicidas (su educación platónica, sobre todo), consciente de que poco era lo que tenían en común los tiranos derrocados: Dionisio de Siracusa (hijo de Dionisio el Viejo, paradigma de déspota ya desde la antigüedad) y Julio César, cuyo asesinato no perdonó el pueblo de Roma.

    Los estoicos antiguos

    Euclides

    Esta edición reúne los fragmentos conservados de los primeros pensadores estoicos (Zenón y sus discípulos), con lo que permite acceder directamente al origen de las ideas y creencias de esta importante escuela de la Antigüedad grecorromana. Se reúnen en este volumen los escasos fragmentos que han pervivido de los pensadores estoicos de los primeros tiempos: Zenón de Citio (fundador de la escuela) y sus discípulos Aristón de Quíos, Apolófanes, Hérilo de Calcedonia, Dionisio de Heraclea, Perseo de Citio, Cleantes y Esfero. Esta edición aporta unos documentos de gran valor para el estudio de la filosofía antigua, pues son escasos los textos que nos quedan del inicio del estoicismo, y el hecho de juntarlos permite obtener una visión panorámica y precisa de esta escuela filosófica, que llegaría a ser una de las principales de la Antigüedad. La introducción general y las concretas a cada autor específico subrayan los centros de interés en estos fragmentos: los primeros estoicos vieron en la naturaleza, el universo, un conjunto unitario organizado e interrelacionado; hay una divinidad que rige esta materia de modo inmanente, infundiendo vida a la naturaleza (según una concepción unitaria y panteísta que sería rechazada de plano por los pensadores cristianos). La materia está animada en su interior por un espíritu ígneo y divino, y por un Logos, la Razón: Dios es el Logos, la inteligencia que rige el universo, y el mundo está estructurado racionalmente. El sabio es quien percibe, acepta y obedece este orden general, quien vive en armonía con la naturaleza y de acuerdo con el Logos racional y divino, comprendiendo la constitución y la disposición del orden cósmico. Ello determina la virtud, y sólo será feliz el sabio que aplique los preceptos de la razón universal, al margen de pasiones y vicios; así logrará la serenidad que ha sido el ideal del estoicismo a lo largo de la historia, y aceptará su propio destino porque se sabe una parte más de la naturaleza, integrada en el conjunto cósmico dirigido por la providencia divina. Con la presente edición, el lector podrá acceder a todas estas ideas y creencias estoicas no a través de manuales, sino directamente por los textos.

    Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India)

    Arriano

    La vida y las hazañas del gran rey macedonio La obra de Arriano marca un punto destacado porque tal vez fue el que procedió con unas dosis de objetividad mayores, despegado, en la medida de lo posible, de la historiografía dramática y retórica característica de esta época. El libro VIII es realmente un añadido geográfito-etnográfico a la narración histórica, concretamente sobre la India, parte del mundo conocido que desde bastante antes de Arriano venía atrayendo a los escritores griegos. La traducción recogida en este volumen es la única hecha en España en el siglo XX, lo que supone ya una gran diferencia de rigor filológico respecto a los dos anteriores, de los siglos XVII y XIX. Además, se incluye una muy pormenorizada y erudita introducción a esta obra de Arriano.

    Partes de los animales. Marcha de los animales. Movimiento de los animales.

    Aristoteles

    Aristóteles creó los estudios de biología y zoología, y los fundó en una base empírica y filosófica tan firme que sostuvo todo el edificio de estas ciencias hasta el siglo XIX, más de dos milenios después de la aparición de sus tratados. Las grandes aportaciones de Aristóteles en el ámbito científico se sitúan, aparte de la lógica, en las ciencias naturales, en las que puso los fundamentos sobre los que se han edificado las grandes construcciones de la biología y la zoología a lo largo de los siglos, y si bien la moderna evolución de estas disciplinas ha llevado más allá de los conceptos del Estagirita, éstos han quedado como la base histórica que es indispensable tener en cuenta. Junto con Investigación sobre los animales, Reproducción de los animales y otros tratados de ciencias naturales (todos ellos aparecidos en esta misma colección), los estudios reunidos en este volumen fundaron la biología con principios empíricos y filosóficos, y le confirieron las líneas generales que conservaría hasta el siglo XIX, más de dos milenios después de su muerte. En la introducción a las Partes de los animales, Aristóteles establece la perspectiva teleológica acerca de la naturaleza, según la cual los seres están determinados por las causas finales, que se dan efectivamente en la naturaleza y no son una interpretación posterior añadida por el observador. Esta explicación teleológica no atribuye intencionalidad consciente a los animales, sino que describe su anatomía, fisiología y actividad con arreglo a lo que es mejor para la naturaleza de cada ser. A partir de esta idea fundamental, se procede a entender el modo de vida del animal y a observar qué necesita para su supervivencia y reproducción, lo que permite entender su estructura y comportamiento. También en la parte inicial de esta obra, Aristóteles insta a sus estudiantes a no despreciar los estudios de biología a raíz de una comparación con otros estudios más prestigiosos como la metafísica o la astronomía, puesto que la mente filosófica se complacerá en ocuparse de aquello que se ofrece a su observación directa.

    Oradores menores. Discursos y fragmentos

    Varios autores

    Este tomo alberga los discursos y fragmentos conservados de de cuatro oradores áticos, habitualmente calificados como oradores menores: de Licurgo, Dinarco, Démades e Hiperides. Los cuatro pertenecen a la época del máximo florecimiento ateniense de la oratoria: el siglo IV a.C. La mayoría de los discursos aquí recogidos pertenecen al género forense, pero algunos son de carácter político, como, por ejemplo (en su sentido más hondo) el Contra Leócrates de Licurgo, el Contra Demóstenes de Dinarco, y el fragmentario Sobre los doce años de Démades, mientras que el Epitafio de Hiperides es un excelente ejemplo de retórica epidíctica. Literariamente estos textos son importantes como muestras del desarrollo de la prosa griega, pero culturalmente lo son, tanto o más que por su brillantez formal, por sus testimonios sobre la vida política y cotidiana de la Atenas de su tiempo. Aquí se presentan con precisas y claras introducciones a cada autor y texto.

    Tratados de lógica (Órganon) I

    Aristoteles

    La Lógica aristotélica ha modelado en buena medida la reflexión filosófica occidental en lo concerniente a lenguaje y pensamiento, conocimiento y error. En el corpus de la obra aristotélica, la lógica constituye una categoría por sí misma, una propedéutica a los otros cuatro grandes grupos (metafísica, ciencias naturales, ética y política y retórica y poética): en efecto, no una categoría más, sino la condición previa y necesaria para poder pensar estas categorías. Es imposible exagerar su influencia en la historia del pensamiento, puesto que durante la Edad Media fue la parte más conocida de toda su obra, y modeló en buena medida la reflexión europea en lo concerniente a lenguaje y pensamiento, conocimiento y error, significación y formalización del razonamiento. De las seis obras que componen el Órganon –título genérico de la lógica del Estagirita–, este primer volumen incluye tres: Categorías , que como indica el título, describe los principios conceptuales básicos, llamados predicamentos o categorías (entidad, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, estado, acción, pasión), a partir de los cuales se construyen los juicios o proposiciones, así como cuestiones de enorme relevancia como la homonimia, la sinonimia y la paronimia; Tópicos, que analiza los esquemas formales y las funciones lógicas, basados en las predicaciones accidentales, genéricas, propias y definitorias, análisis completado con un apéndice práctico con directivas para el ejercicio dialéctico; y Sobre las refutaciones sofísticas, que se engarza con Tópicos, cuyos ocho libros sintetiza y del que puede formar un anexo teórico-práctico sobre los distintos tipos de sofismas (o silogismos que conducen al error) y su posible resolución.

    Discursos IV

    M. Tulio Cicerón

    Los discursos reunidos en este volumen muestran a Cicerón en su faceta de abogado, la que le convirtió en modelo de prosa latina. En agradecimiento al Senado y En agradecimiento al pueblo componen el Post reditum, que probablemente Cicerón pronunció en el 57 a.C. a su regreso del exilio (aunque se ha puesto en duda su autenticidad), en los que agradece a ambas instancias que le hayan permitido regresar, repasa los hechos recientes y ataca a sus enemigos. Sobre la casa (De domo sua) es un discurso pronunciado ante el Colegio de los Pontífices, en el que Cicerón reclama la devolución de un terreno donde había estado su casa antes de marchar al exilio en el 58 a.C., que un rival político había destruido para a continuación consagrar el lugar y erigir en él un monumento a la Libertad (el orador obtuvo la anulación de la consagración con el argumeto de que era injusta e impía). Sobre la respuesta de los arúspides fue pronunciado ante el Senado en el 56 a.C., y está estrechamente relacionado con el discurso anterior. Clodio, el rival político que destruyera la casa de Cicerón, sostenía que los adivinos, al atribuir a la ira de los dioses (por acciones impías como la profanación de lugares sagrados) unos ruidos misteriosos oídos cerca de Roma, apuntaban a la reconstrucción de dicha casa en su emplazamiento original. Cicerón replicó que la impiedad la había cometido Clodio. En defensa de Sestio, del año 56, representa a un tribuno acusado por un adversario político de alterar el orden público. En el discurso Cicerón menciona los servicios que ha prestado a Roma y defiende la dignidad aristocrática frente a los triunviros.

    Geografía. Libros XV-XVII

    Estrabón

    Tras una breve introducción genérica en la que se refiere a los conocimientos procedentes de los primeros exploradores griegos de la India, a la poca fiabilidad de sus informes, a la escasa presencia de comerciantes griegos en la región, a la relevancia de las campañas de Alejandro, a los informes de Megástenes, a Eratóstenes y el escepticismo ante el mito, el libro XV de la Geografía tiene tres partes principales, pero de extensión desigual: Estrabón dedica casi dos tercios del total del libro a la India, y el resto a Ariana y a Persia. El libro XVII de la Geografía completa el recorrido por África, describiendo Egipto, Etiopía y Libia.