Mujer al borde del tiempo, de Marge Piercy, es una de las novelas más aclamadas de su género. A menudo se la compara con otras fantasías feministas de los setenta, como Los Desposeídos, de Ursula K. Le Guin, o El Cuento de la Criada, de Margaret Atwood. Un clásico de la ficción especulativa que por fin se traduce al español, cuarenta años después de su publicación.Una mujer chicana, Connie Ramos, ha sido encarcelada injustamente en una institución mental de Nueva York. Las autoridades la consideran un peligro para sí misma y para los demás, e incluso su familia ha dejado de apoyarla. Pero Connie tiene un secreto, una forma de escapar de los confines de su celda: ella puede ver el futuro. Esta novela es una transformadora visión de dos futuros… y de cómo uno u otro pueden llegar a hacerse realidad.Por un lado, un tiempo de equidad racial y sexual, de dignidad medioambiental, un tiempo en el que es posible alcanzar una realización personal sin precedentes, donde todo el mundo participa por sorteo en el gobierno y la educación es comunitaria. Por otro, Connie también es testigo de otra posibilidad con un resultado muy distinto: una sociedad de explotación grotesca en la que las fronteras entre personas y mercancías han quedado definitivamente borradas. Tan desgarradora como profética, esta novela de referencia se dirige hoy a una nueva generación para la que estas opciones pesan más que nunca.
En medio de una devastación ecológica en aumento constante, la teórica feminista multiespecies Donna J. Haraway ofrece nuevas y provocadoras maneras de reconfigurar nuestras relaciones con la tierra y sus habitantes.Evita referirse a nuestra época actual como el Antropoceno: prefiere el concepto de lo que llama el Chthuluceno, ya que describe más y mejor nuestra época como aquella en la que humanos y no humanos se encuentran inextricablemente ligados en prácticas tentaculares. El Chthuluceno, explica Haraway, requiere sim-poiesis, o hacer-con, en lugar de auto-poiesis, o auto-creación.Aprender a seguir con el problema de vivir y morir juntos en una tierra herida favorecerá un tipo de pensamiento que otorgará los medios para construir futuros más vivibles. Seguir con el problema, conducido teórica y metodológicamente por el significante SF –siglas en inglés de figuras de cuerdas, hechos científicos, ciencia ficción, feminismo especulativo, fabulación especulativa y hasta ahora– consolida aún más la reputación de Haraway como una de las pensadoras más osadas y originales de nuestro tiempo.