José Cristo Rey García Paredes
¿Ha perdido la vida consagrada su «encanto» y, por eso, no ejerce su atractivo sobre las nuevas generaciones? ¿O lo tiene y es necesario visibilizarlo? A estas preguntas quiere responder este libro, y lo hace analizando el significado de la alianza (la promesa de fidelidad y de la búsqueda del reino de Dios y de su justicia), y de los votos evangélicos. Lejos de entender la obediencia, la castidad y la pobreza como mandatos, obligaciones o exigencias, los consejos evangélicos son vistos como una desconexión de los «dioses y señores de la tierra», de las idolatrías del poder, del sexo y del dinero. El libro, pues, se convierte en una afirmación del encanto de una vida conducida y configurada por el espíritu de Jesús, de una vida abierta al todo en cuatro dimensiones: misionero-política, comunitaria, ecológica y mística.
Son «pedacitos de la vida de personas que a menudo tratamos como si fueran invisibles…». O de personas a quienes no sabemos valorar sufi cientemente. «Santos de la puerta de al lado», en palabras del papa Francisco, personas que son un reflejo de la presencia de Dios. David Masobro tiene el don de contemplar desde una mirada agradecida y singular a las personas que le rodean, especialmente a las que a menudo resultan casi invisibles para una sociedad permanentemente atareada entre las prisas y el ruido que nos envuelve. Sabe mirar, sabe interiorizar y convertir en oración la experiencia más cotidiana. En la línea de su libro La casa de las pequeñas alegrías publicado en esta misma colección.
No es una autobiografía, nos dice el autor. 'Dios escribe recto con renglones torcidos; porque los caminos emprendidos se dibujan torcidos y disparatados; porque todo escapa a las normas acreditadas de la cordura, del buen sentido y la compostura convencional. Y, sin embargo, en el horizonte final, todo toma cuerpo y se esclarece. Lo disparatado se torna coherente, lo turbio se hace luz y la locura se convierte en cordura. Desde la atalaya final todo cobra sentido. Eso es precisamente lo que intento aclarar en este libro'.
No és una autobiografia, ens diu lautor. «Déu escriu recte amb ratlles tortes; perquè els camins empresos es dibuixen torts i forassenyats; perquè tot escapa a les normes acreditades del seny, del bon sentit i de les maneres connvencionals. I, tanmateix, en lhoritzó final, tot pren cos i saclareix. El més forassenyat es torna coherent, el més tèrbol es fa llum i la bogeria es converteix en seny. Des de la talaia final tot retroba el sentit. Això és precisament el que magradaria aclarir en aquest llibre».
Són «fragments de la vida de persones que sovint tractem como si fossin invisibles…». O de persones que no sabem valorar suficientment. «Sants de la porta del costat», en paraules del papa Francesc, persones que són un reflex de la presència de Déu. David Masobro té el do de contemplar des duna mirada agraïda i singular les persones que lenvolten, especialment les que sovint són gairebé invisibles per a una societat permanentment atrafegada entre les presses i el soroll que ens envolta. Sap mirar, sap interioritzar i convertir en oració lexperiència més quotidiana. En la línia del seu llibre La casa de les petites alegries publicat en aquesta mateixa col·lecció.
El año litúrgico nos hace vivir, paso a paso, la cercanía del Dios que se ha acercado a nuestra vida humana, para compartirla y mostrarnos, así, la forma de vivirla de la manera más plena. A través del repaso de los distintos momentos que el año cristiano nos ofrece -el Adviento, la Navidad, la vida pública de Jesús, la Cuaresma, la Pascua-, este libro nos ayuda a penetrar el sentido del camino de Jesucristo, y a descubrir en ese camino la luz y la guía que nos pueden hacer vivir auténticamente.