Название | Polvo y decadencia |
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Автор произведения | Jonathan Maberry |
Жанр | Книги для детей: прочее |
Серия | Ruina y putrefacción |
Издательство | Книги для детей: прочее |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786075573465 |
Los esfuerzos de Charlie para borrar todo conocimiento de Lilah y de Gameland habían concluido con los asesinatos de la madre de Nix y de Rob Sacchetto, el artista de erosión, el hombre que había pintado la tarjeta de la Chica Perdida.
Zak ya no asistía a la escuela. Su padre, llamado también Zak, lo mantenía en casa, y toda la familia era ahora repudiada por la gente del pueblo. Benny había escuchado rumores de que el padre de Zak lo golpeaba continuamente, culpándolo de algún modo por lo que le había sucedido al tío Charlie.
De una extraña forma Benny sintió lástima por Zak. Parecía tan perdido, ahí parado detrás del vidrio y las cortinas de encaje, pálido por estar siempre encerrado en casa. Benny quería odiarlo, pero estaba seguro de que Zak no había tenido idea de las cosas terribles que Charlie Ojo Rosa haría con la ingenua información que su sobrino le había dado.
—¡Cuidado, Tom! —gritó alguien, y Benny giró en el acto la cabeza para ver cómo su hermano se había retirado hasta la orilla del porche.
—¡Dispara, Tom! —gritó el cartero del pueblo.
—¡No! —gritaron dos voces al unísono, y al levantar la mirada Benny vio a las gemelas Houser en la ventana de la planta superior—. ¡Abuelo! —chillaron, sus voces eran tan agudas como de pajarillos asustados.
—Dispara —susurró Morgie, y Benny volteó a mirarlo. El rostro de Morgie estaba empapado de un sudor nervioso—. Dispárale.
La pistola de Tom seguía en su funda.
Lilah sacudió la cabeza con frialdad una sola vez.
—No. Estaría desperdiciando una bala.
De pronto se produjo movimiento en el porche, tan rápido que el cuerpo de Tom pareció dejar una estela. Tomó los hombros del zombi y lo hizo girar, después se movió de modo que el abuelo Houser volcara sobre la cadera de Tom para aterrizar sobre las tablas del porche. Tom trepó en el viejo, tomó sus pálidas muñecas y las llevó a la espalda del hombre, asegurándolas firmemente con una soga que extrajo de su bolsillo. Todo sucedió en un parpadeo.
—Llévenselo —espetó Tom, y dos hombres corpulentos avanzaron nerviosamente para levantar al viejo zom—. Pónganlo en el cobertizo. No lo aquieten aún.
Al decir eso, Tom señaló ligeramente con la cabeza hacia la ventana del piso superior.
Uno de los otros hombres comenzó a subir los escalones, pero Tom lo detuvo.
—No… aún no sabemos dónde están Jack, Michelle y Danny.
A Benny se le formó un nudo en la garganta del tamaño de un huevo de gallina.
—¿Deberíamos ayudar? —preguntó Chong con una voz que mostraba claramente que él mismo odiaba su propia sugerencia.
—No somos aún guerreros inteligentes —adujo Morgie en voz baja.
—Iré yo —adelantó Lilah, con el susurro helado de su voz. Se abrió camino a empujones entre la multitud. La gente se alejaba de ella como si fuera un ente salvaje y peligroso, y Benny comprendió que ella era exactamente eso.
Lilah intercambió un asentimiento de cabeza con Tom, y ambos entraron cuidadosamente a la casa.
—Definitivamente ella sí es una guerrera inteligente —observó Chong—, pero no está muy cuerda que digamos.
—¿Deberíamos entrar nosotros también? —preguntó Morgie—. Quizá necesiten de nuestra ayuda.
—¿Tom y Lilah? ¿Necesitar de nuestra ayuda? No seas torpe —replicó Nix.
Nix, Chong y Benny voltearon hacia él al unísono.
Morgie se ruborizó.
—Sí… claro —concedió—. Fue un poco tonto, ¿no?
Chong posó una mano en el brazo de su amigo para consolarlo.
—No, Morgie —dijo—, no sólo “un poco”.
Benny volvió a percibir un movimiento en la casa de los Matthias. Vio a Zak alejándose de la ventana, pero algo en su rostro hizo que Benny mirara con mayor atención. Los ojos de aquel chico estaban rodeados de círculos muy oscuros. Como si toda su cara estuviera repleta de moretones. Quizás un par de ojos morados. ¿Su padre lo había hecho?
—Diablos —susurró Benny.
Nix siguió la dirección de su mirada.
—¿Qué…?
—Es Zak —dijo hablando quedo—. Creo que está herido. No deja de mirar hacia aquí.
Nix abrió la boca para decir algo mordaz contra aquel chico, pero volvió a cerrarla.
Benny miró hacia la casa de los Houser, todo parecía tranquilo. La gente comenzaba a acercarse cuidadosamente al porche. Se giró para dar la espalda a la casa de Zak, mordiéndose un labio, indeciso.
Entonces, antes siquiera de saber qué pretendía en realidad, comenzó a caminar hacia la casa de los Matthias.
DEL DIARIO DE NIX
Primera Noche
Así es como la gente llama al día en que los muertos se levantaron. Según Tom, comenzó por la mañana en algunos lugares, pero para la noche ya se había extendido en todos lados.
Nadie sabe por qué comenzó.
Nadie sabe dónde comenzó.
Tom dice que el primer reporte que escuchó provino de Pittsburgh, Pensilvania.
Para el amanecer del día siguiente el brote ya se había esparcido a todo el mundo. Se declaró un estado de emergencia. Tom dice que esa medida fue demasiado laxa y llegó demasiado tarde.
Para el mediodía del día siguiente se perdió comunicación con sesenta ciudades de Estados Unidos, y con más de trescientas alrededor del mundo. Nadie llevaba la cuenta de cuántos pueblos y ciudades pequeñas habían sido arrasadas.
Las estaciones de radio y televisión dejaron de transmitir informes noticiosos al quinto día. Para entonces los teléfonos móviles ya no funcionaban.
Después de eso ya no se tuvo manera de saber qué tan catastrófico era lo que estaba ocurriendo.
6
Benny rodeó la casa y se dirigió a la puerta trasera. Él sabía que cuando el padre de Zak se embriagaba solía perder el sentido en el sofá de la sala, así que la parte trasera parecía ser el mejor lugar para echar un vistazo al interior.
—¡Benny! —lo llamó Nix mientras corría a alcanzarlo—. ¿Qué está sucediendo?
—Yo… —comenzó él, pero ¿cómo podría Nix, comprender y aceptar que Benny quisiera ver si Zak Matthias estaba bien? Esa casa representaba todo lo que ella había perdido. Benny creía que si los roles estuvieran invertidos, ella se sentiría del mismo modo.
Él le dedicó una sonrisa desprovista de significado —casi una mueca— y subió al porche trasero de Zak. Nix permaneció sobre el césped, cerca de los escalones. Benny dejó en el suelo su bokken —era seguro que Zak no abriría la puerta con Benny ahí parado sosteniendo una espada— y curvó sus manos a ambos lados de los ojos para asomarse al interior por la ventana de la cocina. No había ninguna linterna encendida.
El lugar estaba vacío. No había señales de Zak.
Benny golpeó en la puerta con un débil toc-toc.
Nada. Benny vaciló. ¿Qué pretendía decirle realmente a Zak? Su tío había asesinado a la madre de Nix. Benny