Érase una vez, unos hermanos llamados Grimm que, gracias a una ardua recopilación, nos regalaron un mundo de fantasía que envolvía a personajes que no sólo ayudaron a desarrollar nuestra propia imaginación, si no que también nos enseñaron acerca de la felicidad, la lealtad, la valentía, la amistad , la hermandad y muchos otros valores que nos forman hoy en día.
Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859) Grimm, son dos hermanos, de origen alemán, nacidos en una familia burguesa y de altas alcurnias intelectuales. Siguiendo el ejemplo de su padre, que lamentablemente murió prematuramente, estudiaron derecho. Fue, sin embargo, que se les reconoció en el campo de la lingüística y la literatura, sobretodo por su famosa recopilación de cuentos. Algunos de sus títulos sobre filología alemana son Gramática alemana (1837), Historia de la lengua alemana (1848), El antiguo idioma alemán (1851). Ambos se encuentran enterrados en el cementerio Alter Sankt Matthäus Kirchhof en Berlín.
Érase una vez, en una tierra muy lejana, un duende, una princesa, un sapo, un dragón, un cazador, una bruja muy mala, unos enanitos, un príncipe, unos bandidos muy malos, un señor con mucha suerte, un señor con mala suerte, un pájaro de oro, una princesa durmiente, una rana encantada y unos hermanos que se querían muchísimo, un ayudante muy fiel, un reino qué proteger, un castillo que desencantar… Érase una vez, unos hermanos llamados Grimm que, gracias a una ardua recopilación, nos regalaron un mundo de fantasía que envolvía a todos estos personajes; personajes que no sólo ayudaron a desarrollar nuestra propia imaginación, si no que también nos enseñaron acerca de la felicidad, la lealtad, la valentía, la amistad , la hermandad y muchos otros valores que nos forman hoy en día.