La voluntad tarada es una selección para lectores y lectoras, todavía sin iniciarse en el mundo arltiano. Mezcla ficción y no-ficción y a veces no queda claro si el narrador es Arlt o una de sus máscaras ficticias. Por lo general da lo mismo. Ambas comparten el mismo espíritu rabioso y urbano. (…) Es un libro descarnado, sí. Pero uno en el que por eso mismo se rastrean pistas de las escrituras urbanas que hoy exploran la violencia social".
"A Roberto Arlt le interesaban los libros, pero también todo aquello que no cabía en los libros. A veces, por ejemplo, el argentino miraba por la ventana y escribía esto: «Cada ventana iluminada en la noche crecida, es una historia que aún no se ha escrito». Y puede que haya sido el espíritu joven, esa energía que lo consumía, lo que finalmente terminó por matarlo. Porque Roberto Emilio Godofredo Arlt, hijo de inmigrantes europeos y pobres y recién llegados a Argentina, nació en 1900 en Buenos Aires. Durante su vida publicó cuatro novelas y varios libros de cuentos y crónicas o aguafuertes. También algunas obras de teatro. Y viajó por España, partes de África, Brasil, Uruguay y Chile. Y tuvo dos esposas, un hijo y una hija. Murió joven, de un paro cardiaco, a los 42 años.
En un ambiente saturado de personajes siniestros, mezquinos y ruines, el adolescente Silvio Astier es víctima del desprecio, la arbitrariedad y la intolerancia. Expulsado del colegio, inventor de artefactos imposibles, humillado en distintos trabajos, lector de historias policiales, fanático de Rocambole y seducido por la vida aventurera, concibe el delito como la única manera de salir de la miseria, el anonimato y la mediocridad y expresar su rebelión ante una sociedad ruin que lo expulsa una y otra vez. Lo conseguirá de manera sorprendente, hundiéndose aun más en la abyección. Novela clave para comprender la obra de Roberto Arlt, El juguete rabioso es su ópera prima y, simultáneamente, su novela más autobiográfica. Expulsado de la escuela a los ocho años, inventor fracasado, pintor, mecánico, soldador, trabajador portuario, trajinador incansable que al estilo del tigre se pasea ante los barrotes de su jaula con la rumbosa expectativa de encontrar un hueco que le permita escapar, frecuentador de bibliotecas, aficionado a las novelas de segunda mano y horrendas traducciones, despreciado por los literatos, extraño a la academia, en ese lenguaje en apariencia deficiente, plagado de giros extraños, frases hechas y errores de ortografía, Arlt se abrió paso en la literatura argentina y a fuerza de talento y prepotencia de trabajo ganó con todo derecho su lugar entre los clásicos.
El juguete rabioso, primra novela de Robert Arlt, que publicó, al principio, sólo los dos primeros capítulos en una revista, en 1926. En esta novela, el autor nos ilustra un retrato de él mismo: la vida de un adolescente, que en búsqueda de riquezas, se dedica a la delincuencia; el destino de inmigrantes sin raíces, marginados y viviendo en la miseria, arrinconados por su condición social.
Mientras desde la quinta de Temperley, el Astrólogo encuentra el modo de desatar el caos que lleve a la ansiada revolución, en Los Lanzallamas, los funambulescos personajes de Los siete locos viven los episodios finales de sus alucinadas existencias. «Estos individuos, canallas y tristes, viles soñadores, están atados o ligados entre sí, por la desesperación. Todos ellos saben perfectamente que la felicidad les está negada; pero, como bestias encadenadas, se revuelven contra esta fatalidad: quieren ser felices, y como el bien les ha cerrado las puertas, piensan monstruosidades que los llenan de remordimientos, de más necesidades de cometer delitos para ahogar el grito de sus conciencias malditas». Publicada en 1929, Los siete locos, culminará en Los Lanzallamas, editada dos años después.
Desesperado por sus fracasos, la falta de dinero y la ausencia de perspectivas de una vida carente de sentido, Remo Erdosain decide unirse a una sociedad secreta que pretende destruir orden imperante mediante una violenta revolución social de la que lo único que conoceremos es que será «terrible», y financiada por una gigantesca red de prostíbulos regenteados por Haffner, «El Rufián Melancólico». Considerada la mejor novela argentina de todos los tiempos, en una de sus columnas periodísticas, el propio autor dirá de Los siete locos: «El plazo de acción de mi novela es reducido. Abarca tres días con sus tres noches. Se mueven, aproximadamente, veinte personajes. De estos veinte personajes, siete son centrales, es decir, constituyen el eje del relato. Siete ejes, mejor dicho, que culminan en un protagonista». «Estos individuos, canallas y tristes, viles soñadores, están atados o ligados entre sí, por la desesperación». «La desesperación en ellos está originada, más que por la pobreza material, por otro factor: la desorientación que ha revolucionado la conciencia de los hombres, dejándolos vacíos de ideales y esperanzas». Hombres y mujeres, en la novela, rechazan el presente y la civilización, tal cual está organizada. Odian esta civilización. Quisieran creer en algo, arrodillarse ante algo, amar algo. Aunque quieren creer, no pueden. Todos ellos saben perfectamente que la felicidad les está negada; pero, como bestias encadenadas, se revuelven contra esta fatalidad: quieren ser felices, y como el bien les ha cerrado las puertas, piensan monstruosidades que los llenan de remordimientos, de más necesidades de cometer delitos para ahogar el grito de sus conciencias malditas". Publicada en 1929, Los siete locos, culminará en Los Lanzallamas, editada dos años después.
Esta obra fundamental de la literatura latinoamericana cuenta la infancia y adolescencia de Silvio Astier, un adolescente expulsado del colegio, que vive como una humillación su pobreza, e intenta vanamente escapar de ella a toda costa, sumiéndose cada vez más en un oscuro pesimismo a medida que fracasa en los intentos de encauzar su vida. En un ambiente saturado de personajes siniestros y ruines, así como situaciones absurdas y desesperadas, el joven es objeto del desprecio e intolerancia a su alrededor, sin lograr emerger de una sociedad agobiante. Con tintes autobiográficos, Roberto Arlt narra la difícil vida de la clase baja porteña, la problemática del inmigrante y el clima de incertidumbre de comienzos de siglo XX.