¿Qué y cómo ha cambiado lo que los profesores enseñamos y lo que los estudiantes aprenden? ¿Es posible desactivar las comprensibles resistencias y conservadurismo de las disciplinas para innovar la manera en que son transmitidos sus contenidos? ¿Cuáles deberían ser las características más importantes de una pedagogía dirigida a estimular la comprensión razonada de las incertidumbres que genera la producción continua de conocimiento? ¿Es irresoluble la tensión que se da entre la educación vocacional orientada a lo práctico y la liberal más interesada en la argumentación, el cultivo de la imaginación y el desarrollo del pensamiento crítico? El libro busca responder, entre otras, a estas preguntas, en un intento por dar cuenta de los principales dilemas que enfrenta la educación universitaria en el siglo XXI.