No hablamos de arte aquí si no de un campo experimental donde nos construimos y deconstruimos, donde irrumpe lo que desde una mirada cisheteronormativa nunca fuimos: seres hechos de una vez para siempre, sino pura experiencia.
Partiendo de la novela de Mary Shelley, Franskentein, Antola reinstala a las personas no cis en el tren fantasmagórico del experimento y la fantasía, para desarmar las ficciones identitarias de quienes jamás debieron disputarle al Estado alguna verdad.