En esta obra, Kant convierte la reflexión moral en un asunto simultáneamente público y privado: es decir, político. Su crítica a las éticas consecuencialistas se vertebra la noción de voluntad buena como único sustrato de lo ético, y en su posterior despliegue en una moral que pone de relieve, como nunca antes se había logrado, que el ser humano es siempre un fin y jamás un mero medio. La posterior reacción contra toda norma asociada a la idea del deber kantiano universal, y su sustitución por una moral emotiva y subjetivista, está en el origen de la deriva identitaria que impregna el mundo posmoderno.
¿Por qué despierta temor la tecnología que estamos creando? ¿Deberíamos frenar el progreso de la ciencia que modifica nuestro entorno a más velocidad de la que alcanza nuestra capacidad de adaptarnos a él?, ¿o acaso los dispositivos cibernéticos no son más que pseudópodos humanos? ¿Podrán las máquinas superar a nuestra inteligencia? ¿Qué nuevas formas de construcción social de realidad están siendo creadas o modificadas? ¿Se puede amar sin mirarse, sin tocarse? Estas y otras preguntas solo estaban en boca de autores de ciencia ficción. Hilos que tejen la RED busca ahondar en ellas, ofrecer una serie de reflexiones y aportar perspectivas para evitar precipitados pronósticos en un mundo globalizado.