Fernando Pineda Ochoa construye una vida fincada en el compromiso político. Su relato se inicia con los recuerdos de su niñez, adolescencia y juventud. Se trata de una historia teñida de experiencias que nos muestran los pormenores y los conflictos de la provincia mexicana. Van esclareciéndose así los problemas de una sociedad que se confronta consigo misma en el afán de encontrar soluciones a problemas ancestrales en medio de u orden político autoritario, lo que se expresa particularmente en los años cincuenta y sesenta. En las dos últimas partes el testimonio se vuelve una memora histórica indisociable de la realidad social del país. De allí la exigencia de volver a ese periodo en que la lucha política reconocía su razón de ser y sus demandas en contraposición al régimen de la revolución burocratizada y de nulas realizaciones para afrontar los retos del desarrollo de México. Esta convicción conduce al autor hasta una cañada cerca de Pyongyang en cuya base militar habría de llevarse a cabo la preparación político-militar que juzgaba indispensable para alcanzar sus objetivos. Un relato que se entrelaza con experiencias guerrilleras semejantes que se produjeron durante esos años y que dan testimonio de las abiertas contradicciones sociales y políticas que han dado lugar a nuestra realidad actual.
Profesores y estudiantes de posgrado en filosofía de universidades mexicanas nos hemos dado a la tarea de reflexionar y dar inteligibilidad a los hechos de violencia política que sacuden hoy en día al país. La intención no es ofrecer la posición filosófica sobre el tema, sino reflexionar sobre lo ocurrido desde distintos puntos de vista pero siempre, y en todos los casos, desde la convicción del compromiso de la filosofía en lo que a los asuntos públicos se refiere. Los trabajos aquí reunidos sobre el caso Ayotzinapa buscan dar cuenta no sólo del crimen de Iguala, sino también de la crisis política de México.
Una colección de recuerdos, contados con la sencillez de un niño y con la delicadeza de un poeta. Un tiempo (años 60/70) y un lugar (Talavera) que el autor recobra, fija y ordena. Y en donde, al fin, se reconoce y reafirma. Un libro que nos sorprende y nos traslada al mundo de las impresiones de la infancia y juventud, esas que definen el fondo de nuestra alma, y recupera para nosotros las emociones olvidadas al pasar de los años.
Libro autobiográfico en que el autor nos descubre su vida, de dónde salió la fuerza para que un muchacho de pueblo, sin apenas estudios, se convirtiera en un destacado representante del apostolado seglar en la Iglesia Católica. En el libro encontraremos el testimonio de su juventud militante en Acción Católica, su experiencia de esposo y padre de familia, los inicios del Movimiento Rural de Acción Católica en Toledo, los años convulsos en que fue Presidente Nacional de Acción Católica Rural, sus vivencias con la Federación Internacional del Movimientos de Apostolado Rural Católico y su trabajo como miembro del Pontificio Consejo de Laicos.
En diciembre de 1992, Gerardo López Laguna participó en una marcha de 500 personas desarmadas, que atravesaron el cerco de la ciudad sitiada de Sarajevo para llevar un mensaje de paz a las víctimas de la guerra.Unos meses después (verano del 93), Gerardo y algunos compañeros volvieron a entrar en Sarajevo para preparar la entrada de otra marcha más numerosa, que nunca llegó porque quedó retenida en Mostar. El grupo permaneció en Sarajevo conviviendo con la población de la ciudad sitiada.En medio de los disparos de mortero, los francotiradores y los bombardeos, sus armas eran la entrega, la solidaridad en el sufrimiento y el afán de servicio a los demás. Llegando incluso, como le ocurrió a Grabrielle Moreno, a dejarse la vida en su tarea.