Como pocos autores argentinos, Juan Sapia se zambulle en el gran mercado psicosexual de los cuerpos que es nuestro presente, en los flujos de narrativas que nos invaden, en un mundo donde las categorías temporales y espaciales comienzan a perder sentido y se desvanecen entre la punta de nuestros dedos. Los personajes que pueblan Las convicciones, primer libro de cuentos de Juan Sapia, se sitúan en las fisuras del tejido social: hombres y mujeres obesos que viven encerrados en sus casas y se someten a fármacos novedosos para bajar de peso, científicos perseguidos que crean drogas de diseño comunistas, empresarios new age de dudosa respetabilidad, hombres tímidos que optan por cambiar de cuerpo. Cada una de las 10 historias que componen Las convicciones avanza dentro de su propia lógica narrativa a través de una estructura rizomática que se expande y se alimenta de entradas de Wikipedia, raccondos de un futuro posible, piezas de marketing y reseñas musicales. Si en la narrativa clásica el camino del héroe llevaba a la sabiduría, la venganza o la redención, en tiempos del capitalismo tardío lo que abunda, entre promesas de éxito fácil, nuevas experiencias vitales, y links hiperbólicos hacia la estabilidad económica, es el absurdo, la desazón y la risa descontrolada.
Creadora de atmósferas y de lenguas, los monólogos alucinados de Marina Closs se construyen a partir de una mirada y un tono de los que no se puede dudar un instante. Son voces que sedimentan las bases de un mundo cerrado, donde si algo no sobra es el oxígeno. En Tascá Skromeda, su nueva novela, Closs construye un pueblo atravesado por el desencanto y la angustia, en el que sus habitantes enriedan anécdotas simples, luminosas, violentas. Olga, una puta experimentada narra su vida junto a Sultana, la madama, y la Boba, en el prostíbulo del pueblo. Un día una niña que viene de otro tiempo golpea la puerta, es una renacida que aparece empujada por su memoria y busca respuestas. Ezequiel, un niño que anhela alejarse del pueblo robando cigarrillos y aprendiendo a tocar el acordeón. Pero la fuerza gravitatoria del pueblo es la devastación y más allá de sus límites empieza el reino del bandido Joao Bicudo. Tascá cierra la trilogía enlazando con su presencia los distintos paisajes que atraviesa la novela. Un abusador atormentado por un secreto que solo se acerca a las lágrimas al fantasear con las atrocidades que no llegó a cometer. Closs refuerza un nuevo paradigma para la desolación en la narrativa argentina, con una voz potentísima y de una intensidad sobrenatural. Las voces de sus personajes son presencias fantasmáticas que nos susurran al oído.
Furiosos rituales de iniciación que suceden una vez por mes en una esquina del conurbano, entre nebulosas de vidrio, niños que se despiertan en la madrugada para ver lo que jamás vieron, atraídos por el magnetismo de una tormenta, motociclistas que avanzan a toda velocidad por una ciudad que se expande más allá de sus límites, raperos que sueltan rimas esenciales ante un público devoto. Todo lo que sucede en los relatos que forman parte de El poder infinito de los cuerpos – tercer premio del Fondo Nacional de las Artes 2017 – se imprime en el interior de pequeñas cofradías deseantes: familias que se trasladan de un lugar a otro, grupos de amigos, tribus urbanas, parejas o jóvenes adeptos a formas muy específicas de la violencia, el frenesí o el amor. Especialmente sensible a la textura y la materialidad de la vida en pleno siglo XXI, y a los flujos de energía que dominan a sus personajes, las inolvidables historias de Jonás Gómez revelan el lado B de nuestra cultura. Pero hay algo más: un desplazamiento hacia la periferia de las grandes ciudades en busca de oportunidades, trabajo u olvido. En estos relatos son centrales los suburbios, el conurbano y los paisajes desiertos que dejan los traslados migratorios o la expansión urbana de las megalópolis. Ahí, en las ruinas encantadas del futuro que vendrá, Gómez – uno de los poetas más importantes de su generación – encuentra la lava imprescindible para su literatura. Una usina que genera un encantamiento extraño y extremadamente vital, fabricado a partir de los elementos esenciales de nuestro lenguaje. ¿Qué es lo que queda en pie ante el desastre? Para Gómez solo sobreviven impulsos pequeños que generan ecos inimaginables, el furor de una experiencia existencial con las palabras y acciones que en este nuevo sistema de mistificación podríamos catalogar como sagradas. Y el movimiento, siempre el movimiento, impulsado por la energía corporal de la juventud.
A la protagonista de esta historia le diagnostican una enfermedad extrañísima y le dan 20% de posibilidades de sobrevivir. ¿Qué decide hacer con los últimos seis meses que le quedan? Escribir una novela. Empieza a planificarla y entiende que para tener material para escribirla necesita vivir nuevas experiencias: probar MDMA, robar, tirarse en parapente y tener sexo sadomasoquista. Pero no todo es tan sencillo. Entre desoladores mails a su ex, delirantes reacciones de su familia, una prima que le pide un favor inesperado y reflexiones sobre el feminismo, la trama estalla en un arco narrativo imposible de prever. Sólo se muere una vez es una lección de humor negro cargada de imprevistos, absurdos y especulaciones desopilantes: una joya tan brillante como atípica dentro de la narrativa contemporánea argentina. Bianca se atreve a todo y explora los intersticios incómodos que la gran mayoría de las autoras esquivan, y lo hace con acidez, honestidad y desparpajo, porque, como dice la narradora, a veces vivir es infinitamente más difícil que morir.
Aire contaminado, domos de polvo y podredumbre, emergencia hídrica, animales mutantes, represión y saqueos. El narrador de La breve luz de nuestros días, la nueva ficción de Pablo Ottonello, trabaja en una empresa de herbicidas en Cordón Soria, la periferia de una Buenos Aires entendida como una gran zona de exclusión. Ahí, bajo atardeceres color verde químico, se adentra poco a poco en un futuro de pesadilla, alimentado por el desastre ambiental y rings clandestinos donde los perros tóxicos combaten hasta la muerte. En La breve luz de nuestros días el imaginario de la catástrofe da lugar a un universo asentado en la desolación colectiva. Con una prosa cristalina y directa, con pinceladas deslumbrantes que dan cuenta de una realidad agobiante, Ottonello concibe un paisaje suburbano donde la apatía y la violencia conviven dentro de una sociedad al borde del colapso. El porvenir ya llegó y arroja haces de luz fosforescente en la oscuridad.
"Cecilia ha sido secuestrada. Un tipo se ha comunicado contigo. Has escuchado la voz de la muchacha. Te dicen que puedes contratar a un negociador. Ellos han colgado. Tú tomas el teléfono y me hablas".Con esta descripción cruda y trepidante inicia la novela de Francisco Prieto. Violenta y memorable, con personajes que transgreden cualquier moralidad, en «Crímenes en el crepúsculo» se presenta una sociedad convulsionada por la violencia e indiferente a ella. Escrita en los cuadernos de un negociador, la chica secuestrada y un oficial de policía, en esta novela no sólo hay un registro sobre el secuestro, cáncer de nuestros días, sino también la cohabita el amor, un amor que aparece inesperadamente e impregna a los personajes de una luz difusa.Con esta novela Francisco Prieto nos revela a un autor en plenitud y una de esas obras que llevan al lector de la mano en un viaje hacia las obsesiones violentas del hombre.