Otros Títulos

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    El retorno de un rey

    William Dalrymple

    En la primavera de 1839, tropas británicas invadían por primera vez Afganistán para exorcizar la fantasmal amenaza rusa sobre la India que angustiaba a políticos incompetentes y entusiasmaba a lobistas sin escrúpulos y que se vino a definir como El Gran Juego. Encabezados por emperifollados lanceros con casacas escarlata y chacós emplumados, cerca de 20 000 soldados de la Compañía Británica de las Indias Orientales cruzaron los pasos de alta montaña y restablecieron en el trono al Shah Shuja al-Mulk, dando comienzo a la Primera Guerra Anglo-Afgana (1839-1842). La barbarie de la destrucción que siguió y la perplejidad de muchos de los agentes de inteligencia envueltos en estas misiones, tanto de los rusos como de los británicos, cuyas vidas novelescas, plagadas de aventuras y tribulaciones suponen un aliciente más para leer esta obra, reflejan los distintos puntos de vista de los implicados en el Gran Juego y aportan nuevas perspectivas tanto para los historiadores y expertos en el tema como para los legos que deseen conocer algo más de la historia en la región. Los británicos enfrentaron poca resistencia por el camino, pero tras dos años de ocupación, el pueblo afgano se levantó en respuesta a la llamada a la yihad y el país estalló en una violenta rebelión, como una miríada de incendios. La Primera Guerra Anglo-Afgana terminó en la mayor humillación militar británica del siglo XIX: un ejército entero de la entonces nación más poderosa del mundo emboscado en retirada y totalmente destrozado por remotas y mal equipadas tribus de harapientos montañeses. El retorno de un rey, contado a través de las vivencias de personajes inolvidables y pintorescos de ambos bandos, es el mejor relato de la Primera Guerra Anglo-Afgana, en el queel galardonado y exitoso historiador William Dalrymple conjuga fuentes persas, urdus y por vez primera afganas para marrar con maestría el mayor desastre de la Gran Bretaña imperial. Un libro que puede leerse como una aguda parábola acerca de la ambición colonial y la colisión cultural, de la insensatez y la arrogancia, en un momento en el que el mundo todavía no era finito ni estaba cartografiado al detalle, en el que los intereses políticos y comerciales se conjugaban con el exotismo, las intrigas diplomáticas y la aventura.

    Cabezas cortadas y cadáveres ultrajados

    Francisco Gracia Alonso

    Las cabezas cortadas, la mutilación del cadáver del enemigo y la captura de trofeos macabros no es un fenómeno que, por desgracia, podamos acotar en el tiempo, arrojándolo a momentos pretéritos y más oscuros que nuestro siglo XXI. Al contrario, se trata de un comportamiento, a menudo ritual, que aparece casi ubicuo a lo largo de la Historia, y en sociedades muy diversas, desde la antigua Asiria al actual Irak, desde esos celtas que guardaban con mimo cráneos embalsamados a las calaveras japonesas que los norteamericanos atesoraban durante la Segunda Guerra Mundial, de los sacrificios humanos de las culturas mesoamericanas al código samurái, de las pirámides de cabezas timúridas a las abominables matanzas de los narcos en México o del ISIS en estos tiempos que nos ha tocado vivir. El profesor Francisco Gracia Alonso, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Barcelona, autor de libros como Furor Barbari. Celtas y germanos contra Roma, La guerra en la Protohistoria o El tesoro del Vita: la protección y el expolio del patrimonio histórico arqueológico durante la Guerra Civil, además de miembro del consejo editorial y colaborador habitual de Desperta Ferro Antigua y Medieval y Desperta Ferro Historia Moderna, se vale de las fuentes, del análisis antropológico y de la arqueología del conflicto para abordar en Cabezas cortadas y cadáveres ultrajados una faceta tétrica del comportamiento humano, pero que no por ello dejó de estar muchas veces normalizada, como es la profanación del cadáver del enemigo caído. Un estudio de este fenómeno desde sus diversos parámetros culturales, religiosos y éticos que permiten intentar explicarlo, inserto en discursos de poder y de memoria, de escarnio del vendido y de ejercicio del terror, en un recorrido diacrónico que nos asoma al rostro más negro de la psique humana, allí donde laten con violencia las pulsiones de Tánatos.

    Teenage

    Jon Savage

    Jon Savage, periodista experto en subculturas juveniles y autor del galardonado England's Dreaming: Sex Pistols y el Punk Rock, explora en Teenage. La invención de la juventud 1875-1945 la prehistoria oculta del fenómeno que transformó la sociedad contemporánea, la emergencia de la juventud como una etapa diferenciada entre la niñez y el mundo adulto. Es este un libro monumental, un trabajo titánico de investigación que arranca en 1875 y termina en 1945, en el momento en que el término teenage –o sus traducciones– se convierte en parte integral de la cultura popular, y en el que Savage ha sumado información de múltiples y muy variadas fuentes: literatura científica y popular, periódicos, publicidad, música, cine, moda, política, arte… Teenage. La invención de la juventud 1875-1945escruta durante siete décadas el devenir de la juventud y sus muchas y divergentes direcciones, y por sus páginas deambulan bandas de gamberros juveniles, boy scouts y románticos que buscaban la vuelta a la naturaleza, carne de cañón en la Gran Guerra, las flappers de los locos años veinte y su pasión por el jazz, los rebeldes del swing alemanes o la visión militarista de las Juventudes Hitlerianas. Savage hace un retrato que cruza generaciones y clases sociales, analizando sus contextos y sus experiencias, sus expectativas y sus sueños, sus éxitos y sus fracasos. Pero, además de los intensos vectores de creatividad y vitalidad, pero también de destrucción y alienación, que tensan a esta juventud, Savage no pierde de vista las presiones del mundo adulto para moldear y orientar estos vectores, sea hacia un consumismo rampante sea como soldados para nuevas guerras. Las páginas deTeenage. La invención de la juventud 1875-1945 están llenas de música, de jazz y ragtime y swing, y sus historias se suceden rápidas y llenas de pasión, cómicas o dolorosas, pero siempre conmovedoras. Las experiencias personales se anudan con el análisis global de un tiempo cuajado de conflictos, tejiendo un fresco caleidoscópico de cultura popular e historia social. Una exuberante crónica del nacimiento de la juventud.

    La tierra llora

    Peter Cozzens

    Si hay un fenómeno de la historia de los Estados Unidos que se ha explotado hasta la saciedad en la cultura popular occidental, este ha sido la conquista del Oeste y el conflicto con las tribus de nativos que lo habitaban, denominado como las Guerras Indias. De una demonización del indio o nativo norteamericano, el péndulo basculó a partir de la década de 1970 a su santificación, y a menudo se echan en falta visiones más ecuánimes, capaces de superar ese maniqueísmo de buenos y malos. Y eso es algo que Peter Cozzens consigue con La tierra llora. La amarga historia de las Guerras Indias por la conquista del Oeste, una narración apasionante merecedora del prestigioso Gilder Lehrman Prize for Military History y que ha sido elogiado por Booklist como «un maravilloso trabajo de comprensión y compasión». Comprensión, porque Peter Cozzens realiza un enorme esfuerzo en el análisis de las motivaciones que latían detrás del p roceso de expansión hacia el Oeste del que nacerían los modernos Estados Unidos, pero también se pone en la piel de unos indios atrapados entre una mentalidad y modo de vida ancestrales y la modernidad. Pero compasión también, hacia hombres como Caballo Loco, Toro Sentado, Gerónimo y Nube Roja, que las más de las veces pelearon forzados, defendiendo a sus mujeres y niños, en un combate que sabían perdido de antemano. Empero, no hay sensiblería: no se hurtan ni las mezquindades ni el racismo latente en buena parte de la administración estadounidense, ni las continuas querellas intestinas y barbarie de apaches, sioux o comanches. La tierra llora. La amarga historia de las Guerras Indias por la conquista del Oestese devora página a página, tan rápidamente como veloz avanzó el tendido del ferrocarril por las llanuras del Oeste norteamericano, a lo largo de tres décadas que vieron la extinción de comunidades enteras, en una historia trágica del fin de un mundo pero que hace justicia a vencedores y vencidos.