Название | Mi hermano James Joyce |
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Автор произведения | James Joyce |
Жанр | Философия |
Серия | Biografías y Testimonios |
Издательство | Философия |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878388830 |
Joyce, Stanislaus
Mi hermano James Joyce / Stanislaus Joyce. - 1a ed
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 2022
Libro digital, EPUB - (Biografías y testimonios)
Archivo Digital: descarga
Traducción de: Berta Sofovich.
ISBN 978-987-8388-83-0
1. Biografías. 2. Historia de la Literatura. I. Sofovich, Berta, trad. II. Título
CDD 809.89
Biografías y testimonios
Título original: My brother’s keeper
Traducción: Berta Sofovich
Editor: Fabián Lebenglik
Coordinación editorial: Gabriela Di Giuseppe y Mariano García
Diseño e identidad de colecciones: Vanina Scolavino
Imagen de tapa: Santiago Gasquet
Retrato del autor: Gabriel Altamirano
© Nelly Joyce
© Adriana Hidalgo editora S.A., 2022
ISBN: 978-987-8388-83-0
Queda hecho el depósito que indica la ley 11.723
Prohibida la reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial. Todos los derechos reservados.
Disponible en papel
Índice
Introducción por Richard Ellmann
Capítulo III - Cruda primavera
Capítulo IV - Maduración
Capítulo V - Primera floración
Stanislaus Joyce
Colección Biografías y testimonios
Prefacio
Por T.S.Eliot
La curiosidad respecto de la vida de un hombre público puede ser de tres clases: útil, inocente o impertinente. Es útil si se trata de un estadista y conocer su vida privada contribuye a la comprensión de su actuación pública; es útil si se trata de un hombre de letras y arroja luz sobre sus obras. La línea divisoria entre la curiosidad legítima y la inocente, y entre esta y la vulgarmente impertinente no se puede precisar con nitidez.
En el caso de un escritor, la utilidad de una información biográfica para acrecentar nuestra comprensión y hacer posible un goce más intenso o un juicio crítico más acertado variará de acuerdo con el escritor y con el itinerario de sus libros para verter su propia experiencia. Es difícil que un mayor conocimiento de la vida privada de Shakespeare modificara en gran medida nuestro juicio o aumentara el placer que nos producen sus dramas; ninguna teoría sobre el origen o la forma de composición de los poemas homéricos podría alterar nuestra apreciación de ellos. Cuando se trata de un escritor como Goethe, por el contrario, nuestro interés por el hombre es inseparable de nuestro interés por la obra; nos sentimos impulsados a reemplazar y corregir lo que nos relata de diversas maneras sobre sí mismo con información de otras fuentes. Sin duda, cuanto más conozcamos al hombre, mejor podremos llegar a comprender su poesía y su prosa.
En el caso de James Joyce dos libros al menos son tan autobiográficos en apariencia que estudios posteriores sobre el escritor y su ambiente parecen sugeridos por nuestra curiosidad que, por otra parte, el mismo autor parece solicitar de nosotros. Necesitamos saber las raíces de sus personajes y los orígenes de sus episodios, de modo que podamos desenredar la madeja de recuerdos e invenciones y descubrir hasta dónde y de qué manera ha sido transformada la materia prima.
Nuestro interés alcanza, por tanto, inevitable y justificadamente, a la familia de Joyce, a sus amigos, cada detalle de su vida en Dublín y la topografía de la ciudad de Dublín de su infancia, adolescencia y juventud. Lo que el hermano de Joyce, Stanislaus, ha logrado, es vincularnos con el ambiente familiar en el que crecieron los dos muchachos, con pormenores que nadie como él podría ofrecer. Lamentamos que haya muerto dejando inconcluso el libro; ya no tendremos, de ninguna otra fuente, el relato que Stanislaus de sus años de madurez en Trieste. Pero nos sentimos afortunados de que un hombre que observaba y estudiaba a su hermano asidua, admirativa y celosamente, como nadie lo ha hecho, nos legara una información tan completa de su infancia y juventud en Dublín. Sin embargo, sería un error considerar este libro una pieza única de documentación sobre la primera parte de la vida de uno de los grandes escritores del siglo. Mi hermano James Joyce [My Brother’s Keeper] [1]es también una exposición notable de las relaciones entre un hombre famoso y su hermano, cuya existencia el mundo ignoraba.
Stanislaus, en este libro, nos interesa tanto como James; los hermanos son muy parecidos y no obstante diferentes. James Joyce es un devoto de su padre y reverencia su memoria; la actitud de Stanislaus es distinta, y lo comprobamos en la terrible escena en el lecho de muerte de la madre. Donde James, en asuntos políticos o religiosos, era indiferente o simplemente irónico, Stanislaus manifiesta una violencia a veces aterradora. He leído este libro dos veces y me he sentido fascinado y sorprendido por la personalidad de este hombre seguro, valiente y severo, víctima de emociones encontradas de cariño, admiración y rivalidad, una lucha en cuyo desarrollo, en ciertos momentos, como señala Ellmann, veía a su famoso hermano con asombrosa lucidez. Había pensado titular el libro: Recuerdos de un hijo y hermano, estableciendo una diferenciación. Con otra distinción, My Brother’s Keeper tiene una franqueza que me recuerda a Padre e hijo de Gosse. Subyugado por el personaje de su obra, Stanislaus Joyce, bajo la exasperación de esta espina en su carne, se convierte en escritor y en el autor de este libro único que merece un lugar permanente al lado de las obras de su hermano.
[1] Literalmente “El guardián de mi hermano”. El título hace referencia al episodio de Caín y Abel (Gen. 4-9) “Am I my brother’s keeper?” (¿Soy acaso el guardián de mi hermano?). Para la versión española hemos preferido el título Mi hermano James Joyce [N. del E.]
Introducción
Por Richard Ellmann
Ser hermano de un autor famoso confiere grandes obligaciones y muy pequeñas distinciones. El profesor Stanislaus Joyce, que murió en Trieste el 16 de junio de 1955, a los setenta años, sobrellevó su singular carga con nobleza y disconformidad. Fue de los primeros en reconocer el genio de James Joyce, pero su carácter le resultaba “muy difícil” y su obra final un despilfarro. A pesar de estas reservas, vivió