Manhattan no sería el mismo sin las mujeres que forjaron su historia. Jane Jacobs, su activismo fue más allá de la teoría y encabezó manifestaciones contra los proyectos urbanísticos de su «gran enemigo» Robert Moses. Gracias a ella se conserva gran parte del Village. Eve Adams, inmigrante polaco-judía, que fundó un club literario para lesbianas en la década de 1920 y en cuya puerta colgaba el siguiente letrero: «los hombres son admitidos pero no bienvenidos». Fue una de las precursoras de la «movida» neoyorquina. Margot Gayle quien en los años 50 salvó el Jefferson Market Courthouse galvanizando un movimiento de preservación de la arquitectura. Tal vez no habría SoHo sin ella. Gertrude Vanderbilt, artista, escultora y habitual de la bohemia de Greenwich Village de principios de siglo, encauzó su poderoso nombre, su riqueza incalculable y su fascinación por el arte en beneficio de la ciudad. El Whitney Museum fue creado por ella en 1931.
Broadway también está cargado de historias de grandes mujeres como Fanny Brice, comediante, cantante y actriz de cine que se abrió camino en esta zona de teatros. Hizo muchas apariciones en el escenario, la radio y el cine. Trece años después de su muerte, fue interpretada por Barbara Streisand en el musical Funny Girl de 1964 y su adaptación cinematográfica de 1968, le brindó a Barbara Streisand un Oscar. Dorothy Parker, dramaturga, crítica teatral, humorista, guionista y poeta, que se reunía en los años 20 con los intelectuales, artistas y transgresores de la época, también forma parte de la historia de esta gran avenida.
En Union Square Emma Goldman, probablemente la anarquista más influyente en la historia de EE. UU, promovió con su discurso los derechos de los trabajadores y puso patas arriba el papel de la mujer en la política de Nueva York en 1893. La famosa estación de tren de Manhattan: Grand Central Terminal sigue en pie gracias a los esfuerzos de Jackie Kennedy, que ayudó a preservarla en su afán por mantener la historia de Nueva York.
El Museo de Arte Moderno, debe su existencia a Abby Aldrich Rockefeller, y a su pasión por el arte moderno, que la llevaron a crear una colección asombrosa en el piso superior de su casa. Años más tarde, esa casa daría paso al proyecto favorito de Abby, el Museo de Arte Moderno, (MOMA). Eleanor Roosevelt, Victoria Woodhull, las reinas del Jazz de los años 30 y 40, Emily Warren que fue la ingeniera del puente de Brooklin y la primera persona en cruzarlo… Todas ellas nos descubrirán en este libro la ciudad bajo un punto de vista muy diferente.