Guido Pagliarino

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    La Tragedia Dei Trastulli

    Guido Pagliarino

    Italia, anni ‘60 del XX secolo: Una serie di delitti e disgrazie colpisce ineluttabile, senza soluzione di continuità, uno per volta, i membri d’una famiglia di noti commercianti torinesi, quasi essi fossero i personaggi d’una tragedia greca che, per ineluttabile fato, continua a dipanarsi, episodio dopo episodio, senza veri colpevoli, contro un padre e un figlio entrambi d’animo nobile e i loro famigliari non ignobili. Italia, anni ‘60 del XX secolo: Una serie di delitti colpisce ineluttabile, uno alla volta, i membri d’una famiglia di noti commercianti torinesi, i Trastulli, la cui coppia di capostipiti ha partecipato alla lotta di Liberazione dal nazifascismo e ha nascosto e protetto, negli anni più bui, ebrei ricercati dalle SS. È una vera e propria tragedia di vita quella che travolge i membri della famiglia, causata da eventi superiori incontrollabili, come la gravissima crisi economica del triennio 1963-1965 che, esplodendo improvvisa, sconvolge drammaticamente l’economia italiana, interrompendo il cosiddetto miracolo economico, cioè l’espansione stupefacente dell’Italia iniziata negli anni ‘50 e sviluppatasi, disordinata ma possente, fin al 1962; o come, nel 1964, un tentativo di colpo di Stato che vede ai propri vertici addirittura alti esponenti politici d’area governativa e il comandante in capo dei Carabinieri, un generale di corpo d’armata eroe pluridecorato della Resistenza: incombendo superni eventi economici, sociali e politici ineluttabili sopra singoli esseri umani, simbolicamente la mitica musa Melpomene ispira una tragedia esistenziale. Cercando giustizia, entrano in scena un commissario capo della Questura torinese, anch'egli eroe della Resistenza avendo partecipato, nel 1943, ancor giovanissimo vice commissario, all’insurrezione della città partenopea onorata dalla Storia quale “Le Quattro Giornate di Napoli”, e il giovane vice brigadiere suo aiutante: indagano, in primo luogo, sopra una morte che ha tutta l’apparenza d’un suicidio per motivi economici, ma che potrebbe aver avuto causa in altissimi interessi politici e militari. Poi altri decessi e disgrazie vanno succedendosi colpendo, a uno a uno, tutti i membri della famiglia Trastulli, e non sempre un famigliare è estraneo al male dell’altro, anche se indubbiamente il fato stesso s’é intromesso superno. Un’altra famiglia intanto, che ha al suo vertice un austero generale di brigata ex partigiano ed è legata alla prima grazie a una salda amicizia fra i due capostipiti, vede intrecciarsi tragicamente le proprie vite a quelle dell’altra. Ultimo libro in ordine di stesura con protagonisti Vittorio D’Aiazzo e Ranieri Velli, ma terza opera della saga secondo l’ordine cronologico degli eventi, una serie che si conclude col romanzo, da tempo in libreria, “Il terrore privato, il terrore politico” ambientato nell’anno 2000.

    El Desafío

    Guido Pagliarino

    Todo el mundo se ha planteado dramáticamente antes o después la doble pregunta: «¿Por qué existe el mal? ¿Podemos librarnos de él, aunque sea después de la muerte?» Las respuestas han sido religiosas o filosóficas y entre las segundas destaca la concepción de Platón, idea básica sobre la que, mezclándola con otros posteriores pensadores antiguos, los gnósticos, individuos absolutamente elitistas, desarrollaron su teoría de la Salvación, que solo es aplicable a ellos y a nadie más. Curiosos por las novedades, se interesan casi de inmediato por el recién nacido cristianismo y muchos, aunque a su manera snob, se convierten en cristianos. Desde ese momento, se inician disputas entre gnósticos cristianizantes y cristianos genuinos, altercados acérrimos en los primeros siglos de la era cristiana. Todo el mundo se ha planteado dramáticamente antes o después la doble pregunta: «¿Por qué existe el mal? ¿Podemos librarnos de él, aunque sea después de la muerte?» Las respuestas pueden ser religiosas, y a lo largo de la historia encontramos el hinduismo, el budismo, el mazdeísmo, el judaísmo…, o pueden ser filosóficas y entre las segundas destaca la concepción de Platón, según la cual, como es sabido, la materia, eterna y no creada por Dios, se modela malamente en sus formas y leyes físicas por un artífice y legislador divino, un falsario bondadoso e inconsciente llamado el Demiurgo, es decir el Artesano y las almas humanas, preexistentes, se ven infelizmente aprisionadas en los cuerpos. Hay que filosofar mejorando, reencarnándose así en hombres siempre mejores, hasta el fin de las encarnaciones y ser de nuevo, de una vez por todas, espirituales. Sobre esta idea básica, sucesivos pensadores, reunidos en diversos grupos y grupúsculos, personas de espíritu absolutamente elitista, consideran que solo algunos individuos, precisamente ellos mismos, son espirituales, mientras que la mayor parte de los demás no lo son. Solo para ellos ha venido a la tierra un salvador-revelador de la verdadera sapiencia divina y gracias a él no se aniquilarían al morir, sino que podrían salvarse de la materia y, por tanto, del dolor, sobreviviendo felices: solo ellos, los pneumáticos o espirituales, que tienen dentro de sí el pneuma eterno o chispa divina; no todos los demás, los materiales, que son mortales porque solo poseen cuerpo y alma (o psique), que perecen. También piensan eso elitistamente algunos hebreos no ortodoxos que, por otro lado, lo ven de otra forma en algunos aspectos secundarios. Unos y otros son calificados como gnósticos por los estudiosos moderno, aunque ellos se definían sencillamente como pneumáticos. Al contrario que los gnósticos, para la mayor parte de los pensadores judíos y luego de los cristianos la Revelación divina no es una iluminación debida a un salvador-revelador, sino que procede por etapas en la historia y, poco a poco, por las enseñanzas de esta, viene transcrita en los libros bíblicos, es decir, en el Primer o Antiguo testamento y en el Nuevo Testamento, este segundo centrado en la Resurrección de la muerte de Cristo el Salvador. Esos primeros cristianos no son elitistas como los gnósticos y afirman que, gracias a él, todos los seres humanos pueden alcanzar la vida eterna, que el cuerpo material y psíquico se transformará al morir y resucitará en forma gloriosa y espiritual perviviendo eterna y gozosamente en Dios, igual que pasó con la persona de Jesús, siempre que se siga su ejemplo de amor y se crea que él también resucitó. Tratan de que se conozca en todas partes la maravillosa noticia de la Resurrección, pero lamentablemente a algunos hebreos, concretamente a la élite que se mueve en torno al templo y el sanedrín (parlamento) de Jerusalén y, enseguida, también a muchos romanos, no les gusta la idea, así que hacen que se mate o matan directamente a los apóstoles, los discípulos y los seguidores, normalmente de formas horribles. Los gnósticos, curiosos por la novedad, se interesan casi de inmediato por el cristianismo y muchos se cristianizan, pero a su manera: dicen que el verdadero cristianismo es el suyo, que ni hablar de una resurrección del cuerpo y continúan insistiendo en que solo ellos, los iluminados, se salvan. Desde ese momento, se inician disputas entre gnósticos cristianizantes y cristianos genuinos, altercados acérrimos en los primeros siglos de la era cristiana.

    El Metro Del Amor Tóxico

    Guido Pagliarino

    En las obras anteriores basadas en los personajes Vittorio D’Aiazzo y Ranieri Velli, «La furia de los insultados», «El monstruo de tres brazos» y «Los satanistas de Turín», ambos eran funcionarios de policía (o de la Seguridad Pública, como se denominaba antiguamente a esta), comisario el primero y su ayudante directo el segundo. En esta obra posterior, mientras que Vittorio sigue estando de servicio y ha ascendido al grado de subinspector, Ranieri ha dejado valerosamente el uniforme con su salario fijo para dedicarse exclusivamente a su pasión, la escritura, y vive duramente de su pluma, como periodista precario en un periódico y editor mal pagado en una editorial y esta vez, tanto en la novela «El metro del amor tóxico» (metro en sentido poético) como el cuento breve que lo sigue es el personaje principal, no Vittorio, aunque su amigo no queda en modo alguno arrinconado. En las obras anteriores basadas en los personajes Vittorio D’Aiazzo y Ranieri Velli, «La furia de los insultados», «El monstruo de tres brazos» y «Los satanistas de Turín», ambos eran funcionarios de policía (o de la Seguridad Pública, como se denominaba antiguamente a esta), comisario el primero y su ayudante directo el segundo. En esta obra posterior, mientras que Vittorio sigue estando de servicio y ha ascendido al grado de subinspector, Ranieri ha dejado valerosamente el uniforme con su salario fijo para dedicarse exclusivamente a su pasión, la escritura, y vive duramente de su pluma, como periodista precario en un periódico y editor mal pagado en una editorial y esta vez, tanto en la novela «El metro del amor tóxico» (metro en sentido poético) como el cuento breve que lo sigue es el personaje principal, no Vittorio, aunque su amigo no queda en modo alguno arrinconado: Ranieri, al volver a su casa un día de julio de 1969, encuentra en su buzón una carta, mandada desde Nueva York, que le comunica la concesión de un premio literario bien dotado por su obra poética traducida en Estados Unidos. Poco después se perpetran atentados contra su vida, envueltos en incidentes, sin éxito gracias a la capacidad atlética y la habilidad marcial del objetivo. ¿Tal vez se trata de intentos de venganza por parte de alguno de los muchos delincuentes que Ranieri ha entregado a la justicia antes de dimitir? ¿O, como acaba sospechando el motivo, es precisamente el premio literario? ¿O, todavía más sorprendente, el motivo puede ser una antología de sus poesías imprimida hace poco completamente a sus espaldas? Tras volar a Nueva York para recoger el premio, Velli es recibido en el aeropuerto Kennedy por una joven italo-americana, Norma Costante, una auténtica belleza a la que la Fundación Valente, organizadora del premio, ha encargado asistirlo como intérprete y acompañante. Esta, a punto de divorciarse de su marido, pintor bisexual que la ha traicionado abandonándose a orgias con modelos de ambos sexos, parece enamorarse apasionadamente de Ranieri, mientras que este sin duda queda prendado de ella, pero surgirá un hecho amargo del pasado de la sensual mujer. Entretanto, también en Estados Unidos alguien intenta matar al poeta varias veces, siempre disfrazando sus tentativas criminales como incidentes fortuitos y aunque Ranieri consigue de nuevo huir de la muerte, se ven sin embargo afectadas otras personas, para empezar John Crispy, un importante bróker estadounidense que administra el patrimonio de Donald Montgomery, joven de carácter frío, director del FBI de Nueva York y candidato al Senado de Estados Unidos: tal vez odia al administrador porque está a punto de casarse con su madre, la mujer más rica de Estados Unidos. Algo parece seguro: el poeta se ha convertido, a su pesar, en una pieza de un juego de ajedrez criminal internacional que afecta en particular a Italia, país que, en ese año 1969, era presa de violencias sociales y desórdenes civiles. Hay multitudes de sorpresas, entre otras que personas que se creen muertas reaparecen vivas en escena, mientras que personajes que parecen honrados se revelan como falsos y nihilistas. La solución del caso llegará solo hacia el final, cuando el poeta, salvado solo en el último momento por su fraternal amigo el subinspector D’Aiazzo, será atacado y brutalmente torturado por el imprevisible artífice del colosal plan criminal. En el apéndice se puede leer el cuento El difunto D’Aiazzo, cuyos acontecimientos son un poco posteriores a los de la novela: los medios de comunicación comunican que el subinspector Vittorio D’Aiazzo ha sido asesinado. La víctima, según todos los indicios, parece ser, contra toda expectativa, un individuo con una doble personalidad, honradísimo funcionario en la comisaría de Turín y desleal delincuente en la de Nápoles, su ciudad natal. Su amigo Ranieri no puede tolerarlo y empieza a investigar.

    Sindòn The Mysterious Shroud Of Turin

    Guido Pagliarino

    This essay divulges what the research has established about the famous Shroud of Turin, and it is not intended to persuade to believe that the Cloth of Turin really wrapped the body of Christ a couple of thousands year ago. The author returns several times to certain subjects, according to different perspectives: the reader does not consider such reiterations as not necessary and involuntary: the work includes a general introductory part – at some point, considering it useful, already with in-depth studies, as for the medical conclusions of the anatomopathologist Pierluigi Baima Bollone – and a section, divided into chapters, specifically dealing with particular topics already covered in the first part, for example the photographs of the Shroud, and a chronology. This essay has been updated several times by the author. The essay is not intended to persuade to believe that the Sheet of Turin has really wrapped the body of Christ a couple of thousand years ago or, as commonly said, that it is authentic- On the other hand, authenticity can also mean something else, you can say the Shroud preserved in Turin is the Cloth that wrapped body of Christ, but it could be different than simply assume that an item is two thousand years old; and if I do not take a position on the fact that this famous Sheet wrapped Jesus, I suppose that the reasons for thinking that the Shroud is very ancient are prevailing, as there are currently lots of evidence to support it and only two against, of which only one seems objectively to be considered: the radiodating tests on Shroud samples which determined the age of the Sheet at lower medieval period; but they are increasingly disputed by Christian experts, scientifically and not only. The other reason against the Shroud is a prejudice, that comes both from anticlerical laity and from the majority of the Christians Reformed, preclusion that leads the first to ignore the theme, and sometime to mock it; and leads the Protestant believers to condemn the veneration of the Shroud, which they consider to be a mere ”symbol” created by human hands: they follow the Old Testament condemnation of ”make for yourself images”, historically born for anti-idolatrous reasons, although Catholics argue that the prohibition existed only before God was incarnated in Jesus, showing himself to the world as ”image”, that is as carnal human figure, without any possibility to be confused with graven images; there are, moreover, Catholics who deny authenticity, in the sense that the Shroud isn't precisely the one that wrapped Jesus , and you can find Protestants which assume it is authentic, at least in the second sense of the term or even in the first. In any case, it should be stressed that the Christian faith is not based on the Shroud of Turin but, historically, on the oral witness of the Apostles on Christ’s resurrection, gathered within the first century in the books of the New Testament and come down to us because it was preserved by the Church over the centuries, with systematic control of matching between the new copies and the previous ones, starting with the oldest. With this spirit comes the second edition of the essay of Guido Pagliarino on the Shroud, , carried out considering new data and correcting a couple of inaccuracies in the book released years ago The author returns several times to certain subjects, according to different perspectives: the reader does not consider such reiterations as not necessary and involuntary: the work includes a general introductory part – at some point, considering it useful, already with in-depth studies, as for the medical conclusions of the anatomopathologist Pierluigi Baima Bollone – and a section, divided into chapters, specifically dealing with particular topics already covered in the first part, for example the photographs of the Shroud, and a chronology.

    El Dios Escandaloso

    Guido Pagliarino

    Nueva edición corregida y aumentada por el autor: Muy a menudo no se estudian la historia del cristianismo ni su pensamiento genuino y la mayor parte de los creyentes practicantes, por no hablar de los demás, no profundizan en la historia y la teología de su fe y muchos no saben exactamente en qué cree el que, con una sonrisa, demuestra que la fe viene directamente de Dios. Es enorme la diferencia entre la imagen divina neotestamentaria presentada en este ensayo y aquella figura, más omnipotente y castigadora que amorosa, en la que todavía muchos creen, tanto entre los anticristianos como entre los creyentes, figura que, lamentablemente, se incluía en las enseñanzas eclesiásticas antes del Concilio Vaticano II, que ha dirigido de nuevo la mirada de la Iglesia hacia el cristianismo del siglo I. En primer lugar, esto se ha producido gracias de los testamentos en sus idiomas originales y ya no con la imprecisa traducción al latín de San Jerónimo. Lamentablemente, aun hoy no todos los creyentes siguen la línea conciliar, que es más o menos conocida por los no creyentes, y la idea de un Dios terrible sigue viva en ciertos entornos en la propia Iglesia: hay quienes continúan enseñando que hay que temer a Dios y servirlo con actos de culto, como a Yahvé en tantos versículos del Antiguo Testamento, siguiendo esa Ley bíblica (la Torah) que, por el contrario, San Pablo, en su epístola a los Gálatas (Gal 3:19 y 3:25) afirma que existía solamente como el siervo-pedagogo que tenía el cometido de conducir a la escuela de Cristo. Ese siervo que lleva al niño a la escuela ya es inútil después de las enseñanzas piadosas del Maestro Jesús, y además es evidente que quien ama no difama, no roba ni hace otras cosas similares sin sentir un peso que le hace respetar la moral. Pero, según los evangelios, a Cristo no le basta con que no se haga mal al prójimo: desea que se lo ayude según el propio Ser y el Amor de ese Dios que nos ha revelado: un Dios completamente enamorado de los seres humanos hasta el punto de quererlos para siempre con Él en su eternidad y que, por tanto, se pone a su servicio para este fin concreto. Sí, el Dios-Amor del Nuevo Testamento presentado en este ensayo puede parecer escandaloso: un Dios que en Jesús da ejemplo e invita a los cristianos de todos los tiempos a actuar como Él.

    Vittorio El Barbudo

    Guido Pagliarino

    Nueva York, atardecer del 30 de marzo de 1972. Durante un banquete político de las elecciones presidenciales estadounidenses, organizado por el candidato aspirante y senador Donald Montgomery, es asesinada con un arma de fuego una de sus seguidoras, una señora joven y rica, esposa del muy rico Peter White, una mujer persistente en el adulterio, que tuvo una relación en los años 50 con el italiano Vittorio D’Aiazzo, subinspector turinés, y en 1969 con su amigo Ranieri Velli: un individuo misterioso aparece de repente en la puerta del comedor, después de matar a un vigilante de seguridad que le obstruía el paso, acaba con la mujer y huye desapareciendo. Del asesino, enmascarado en la parte superior de la cara, los convidados, entre ellos el propio Velli, solo pueden distinguir su aspecto robusto, su baja estatura y su gran barba grisácea, rasgos característicos de Vittorio D’Aiazzo. Y además en ese momento este no está en Italia, sino precisamente en Nueva York. Publicado por primera vez en 2010 con GDS Edizioni y ya descatalogada, esta novela ha sido revisada y modificada en profundidad por el autor y su nueva redacción la publica Tektime. Se basa en los personajes del subinspector Vittorio D’Aiazzo y su amigo Ranieri Velli, que ya aparecen en otras obras del autor. Se desarrolla en el año 1972, después de la novela Il metro dell’amore tossico, ambientada en 1969 y la historia tiene en parte lugar en Nueva York y en parte en Turín, como en los acontecimientos de la citada obra. En esta novela encontramos, además de los dos personajes principales, diversos secundarios, entre ellos el interesado editor Mark Lines y el gélido multimillonario Donald Montgomery, antes director del FBI y ahora miembro del Senado y candidato a la presidencia de Estados Unidos contra el presidente saliente M. N. Richard: La tarde del 30 de marzo de 1972, durante una cena electoral organizada por Montgomery, es asesinada con un arma de fuego una de sus seguidoras, una señora joven y rica, esposa del muy rico Peter White, una mujer persistente en el adulterio, que tuvo una relación en los años 50 con Vittorio y en 1969 con Ranieri: un individuo misterioso aparece de repente en la puerta del comedor, después de matar a un vigilante de seguridad que le obstruía el paso, acaba con la mujer y huye desapareciendo. Del asesino, enmascarado en la parte superior de la cara, los convidados, entre ellos Ranieri Velli, solo pueden distinguir su aspecto robusto, su baja estatura y su gran barba grisácea, rasgos característicos del subinspector Vittorio D’Aiazzo. Y además en ese momento no está en Italia, sino precisamente en Nueva York, junto con su novia, Marina Ferdi, viuda del difunto comisario Verdoni anterior segundo de Vittorio. Hay que añadir que el nombre de D’Aiazzo está incluido en la lista de los invitados a la muy exclusiva cena. Salvo Ranieri Velli, que oculta su amistad, los testigos reconocen y señalan como asesino al subcomisario, que es acusado de homicidio, junto a su acompañante, por el fiscal neoyorquino, amigo y partidario de Montgomery. Este último desea demostrar que no se trata de un falso atentado contra su persona ideado por él mismo, como insinúa por el contrario con insistencia el presidente saliente Richard, en busca de publicidad electoral y que lamentable había terminado mal por un error de puntería de quien disparó. El fiscal del distrito está completamente decidido a conseguir la condena de Vittorio por presuntas razones pasionales, por odio a la mujer que le había abandonado en su momento. El subcomisario y su novia son extraditados a Nueva York para la instrucción del juicio, que, como es sabido, en Estados Unidos se realiza en audiencia pública, con jurado y juez. Todavía estamos en los primeros compases de la novela. Varias de las páginas siguientes presentan diversas fases de la vista. La joven abogada defensora de D’Aiazzo, Sarah Ford, defiende al principio un delito pasional por parte del marido, varias veces traicionado por la víctima, Mr. White. En cuanto a Ranieri Velli, deseoso de ayudar a su amigo, pero incapaz de actuar en persona fuera de Italia, investiga por medio de la agencia de detectives privados Taylor & Taylor. También investigan informalmente dos colaboradores de Vittorio, los comisarios Aldo Moreno y Mauro Sermoni, tratando de demostrar la inocencia de su superior y encontrando en cierto momento en Turín importantes indicios que, junto con los datos recogidos por Ranieri y la abogada, conducirán a la solución.

    El Monstruo De Tres Brazos Y Los Satanistas De Turín

    Guido Pagliarino

    El autor escribió estos dos cuentos, ahora juntos, con variantes en la tercera edición, en 1994 y 1995, poco antes de que apareciera la moda de las novelas negras y policiacas italianas, Son obras basadas en las figuras de Vittorio D’Aiazzo, comisario y luego subjefe de policía, y Ranieri Velli, su ayudante y amigo, personajes que, uno u ambos, vuelven en otras obras novelas y cuentos de Guido Pagliarino: hace muy poco tiempo que ha salido de las imprentas de la editorial Genesi la última novela sobre su personaje de D’Aiazzo, la precuela «La furia de los insultados». En todas estas obras se puede advertir una atención por las psicologías y los ambientes, todos en un pasado más o menos reciente. Estaban y están destinadas a los lectores de narrativa en general que, aunque no desdeñen obras que tratan sobre delitos, no tienen gustos picantes. Por tanto, no esperéis cuentos al estilo de Raymond Chandler o James Ellroy o, quedándonos en Europa, de Manuel Vázquez Montalbán. Escribí estos dos cuentos largos en 1994 y 1995, poco antes de que apareciera la moda de las novelas negras y policiacas italianas, obras basadas en las figuras de Vittorio D’Aiazzo, comisario y luego subjefe de policía, y Ranieri Velli, su ayudante y amigo, personajes que, uno u ambos, vuelven en otras obras mías: hace muy poco tiempo que ha salido de las imprentas de la editorial Genesi la última novela sobre el personaje de D’Aiazzo, la precuela «La furia de los insultados». En estas obras siempre he prestado en primer lugar atención a las psicologías y los ambientes, todos en un pasado más o menos reciente y con algo de nostalgia por esa Turín de mi adolescencia y juventud que ya no existe. Estaban y están destinadas a los lectores de narrativa en general que, aunque no desdeñen obras que tratan sobre delitos, no tienen gustos picantes. En este libro la acción se desarrolla en un periodo todavía pre-informático, entre finales de la década de 1950 e inicios de la de 1960, en una Turín donde, en el área de Porta Palazzo y alrededores, donde transcurre la primera obra, no vivían todavía, como hoy, prácticamente solo extracomunitarios, sino ancianos piamonteses jubilados, originarios de la zona, y familias jóvenes de inmigrantes del sur; una ciudad donde arterias principales, como el Corso Vittorio Emanuele II y el Corso Regina Margherita casi veían más medios públicos de transporte que privados. Por estos últimos y por los contraviales circulaban muchas bicicletas, algunas a motor, mientras que ya se veían los primeros 600 y 500, normalmente comprados a plazos, con kilos de letras, por algún empleado que prosperaba en su carrera o que trabajaba en la reina FIAT, señora hasta hoy de Turín y alrededores. También retumbaban aquí y allá los automóviles de mayor precio, adquiridos por exponentes de la burguesía alta y media, como el FIAT 1400 y el Alfa Romeo 1900 (este usado también por la policía: la llamada pantera) o como el fantasmagórico y apropiado para los hijos jóvenes de los ricos Lancia Aurelia Sport 1200, el de la película «La escapada», que competía directamente con el Alfa Giulietta Spider 1300. Con los automóviles y las bicicletas circulaban las Vespa y Lambretta, junto a algunas motocicletas de pequeña cilindrada. Aquella era una época en la que no existían todavía el ordenador personal ni el móvil, todas las familias tenían radio, pero poquísimas televisor, en blanco y negro y solo con el canal de la RAI: pero no había publicidad, salvo el simpático y hoy en día casi mítico «Carosello». Una Turín, en suma, en la que un investigador podía trabajar casi como sus colegas de los clásicos de la novela europea negra y policiaca de los años 1920 a 1950.

    Mundos Universos

    Guido Pagliarino

    La recopilación recoge cuentos de diversa longitud extendidos en distintos años, de 1991 a 2017. El lector encontrará cuerdas cósmicas, universos paralelos, viajes en el tiempo y alternautas, experimentos científicos antihumanos, cyborgs esclavos y además, en un futuro no lejano, es más, que ya está aquí en su germen, miserias sociales como la indigencia de los jubilados, el uso económico de la persona por parte de oligopolios, gracias sobre todo a la tecnología y el abuso del ser humano en el curso de una investigación científica no humanista y como un fin en sí misma o en los intereses de un grupo. La recopilación recoge cuentos de diversa longitud extendidos en distintos años, de 1991 a 2017. El lector encontrará cuerdas cósmicas, universos paralelos, viajes en el tiempo y alternautas, experimentos científicos antihumanos, cyborgs esclavos y además, en un futuro no lejano, es más, que ya está aquí en su germen, miserias sociales como la indigencia de los jubilados, el uso económico de la persona por parte de oligopolios, gracias sobre todo a la tecnología y el abuso del ser humano en el curso de una investigación científica no humanista y como un fin en sí misma o en los intereses de un grupo. En el primer cuento, BUENA Y MALA CIENCIA, el abogado Osvaldo M., profesor de Derecho Internacional Público se resigna a abandonar la universidad, darse de baja en el colegio de abogados y concluir su vida internado en una clínica residencial para afectados por enfermedades degenerativas como Parkinson, Alzheimer o Pick: este último es el mal que sufre, con menos de sesenta años. Pero he aquí que tal vez pueda haber una cura por parte de alguien que él no sospechaba que existiera. ¿Un ángel? ¿Un diablo? No, todo lo contrario. En DOS MUNDOS UNIVERSOS DE F., el protagonista F. encuentra un diablo que le engaña y, sin embargo, le concede la conquista del mundo. Y sin embargo… TIEMPO GALANTE habla de un apasionado del parapente y exparacaidista militar que está en coma en un hospital durante muchos años por un accidente en la montaña. Ya está viejo, pero su mujer sigue estando joven como la mañana del accidente. ¿Accidente? En DULCE MUERTE, un viejo jubilado casi pobre se ve obligado a participar en un experimento social bastante dudoso, por la noche, en la calle, en una ciudad semioscura, bajo el riesgo de perder su pensión con multas enormes debido a sus errores completamente insignificantes, según reglas absurdas. En la calle no recibe ayuda de nadie, ni siquiera de un viejo amigo de su edad que encuentra en la semioscuridad, amigo que tiene la apariencia de un cuarentón activo. En LA MEJOR SANIDAD PÚBLICA entra en vigor una sanidad pública hipotética y próxima que funciona perfectamente: «¡Todos los problemas se han resuelto!», afirma pomposamente el ministro de la salud, dirigiéndose a los ciudadanos desde la televisión pública. Sí, pero… ¿cómo se ha llegado a ese brillante resultado? En el cuento YA NADIE CREÍA EN LA TRIADA CAPITOLINA, un hombre del que no sabemos nada se despierta en un gran chalet del que no es posible salir. Está completamente solo, la casa está rodeada por fieras que tratan de entrar… ¿Cómo ha acabado aquí dentro? ¿Por qué? Solo decimos: no tiene nada que ver con películas de tensión-terror de secuestro y detención. La historia breve MUJER, ADEMÁS DE CYBORG tiene como protagonista a la esposa artificial, con una enorme inteligencia, de un viejo lujurioso y machista casi bobo. En el cuento también breve CUESTIÓN DE PERSPECTIVA, leemos acerca de una exploradora y guerrera de un mundo lejano del nuestro que acude en ayuda de su gente agredida por enemigos, llega en plena batalla y trata de entrar en la pelea y en ese momento aparecen, cerniéndose sobre las dos estirpes en lucha, dos seres colosales…

    Le Immortalità

    Guido Pagliarino

    L’anelito all’eternità che tormenta il cuore umano è il protagonista essenziale di questo romanzo corale, espresso sotto veste fantascientifica; un’immortalità o almeno un prolungamento dell’esistenza che s’insegue nella ricerca medica dei vari “elisir di lunga vita”; oppure fondando aziende o istituzioni che potranno portare il nome del loro creatore molto al di là della sua morte; ovvero nelle conquiste imperiali dei vari alessandro e napoleone di tutti i tempi passati e presenti, qui sulla terra, e forse, come in questo romanzo, multiplanetarie; e, ancora, che si azzarda in svariate altre manifestazioni illusorie di vitalità, come nell’esercizio sistematico di prepotenza verso i dipendenti o, addirittura, nel puro e semplice sadismo, confondendo il violento esercizio di potenza con la vitalità stessa; eppure una sola può essere la via verso l’eterno, e non passa di certo per la limitatezza umana (nemmeno in grazia dei suoi prodotti più alti come la letteratura e l'arte). L’anelito all’eternità che tormenta il cuore umano è il protagonista essenziale di questo romanzo corale, espresso sotto veste fantascientifica; un’immortalità o almeno un prolungamento dell’esistenza che s’insegue nella ricerca medica dei vari “elisir di lunga vita”; oppure fondando aziende o istituzioni che potranno portare il nome del loro creatore molto al di là della sua morte; ovvero nelle conquiste imperiali dei vari alessandro e napoleone di tutti i tempi passati e presenti, qui sulla terra, e forse, come in questo romanzo, multiplanetarie; e, ancora, che si azzarda in svariate altre manifestazioni illusorie di vitalità, come nell’esercizio sistematico di prepotenza verso i dipendenti o, addirittura, nel puro e semplice sadismo, confondendo il violento esercizio di potenza con la vitalità stessa; eppure una sola può essere la via verso l’eterno, e non passa di certo per la limitatezza umana (nemmeno in grazia dei suoi prodotti più alti come la letteratura e l'arte): Nell'anno 2117, in un mondo ormai in gran prevalenza ateo, la scienza cerca d'appagare in parte l’anelito d’eternità che tormenta, nonostante tutto, il cuore umano. Un esperimento sulle drosofile che mira al prolungamento dell'esistenza ha un esito clamoroso: quei moscerini della frutta, che naturalmente vivono otto settimane, continuano a esserci per mesi e poi per anni, sempre in piena salute. Si comincia a supporre con plausibilità che siano divenute imperiture. Certuni, d’altro canto, pensano che il merito non sia stato solo dei ricercatori, ma sia intervenuto sull’esperimento un misterioso, potentissimo fattore estraneo alla Terra. Intanto il siero frutto del processo è pronto per essere somministrato all'essere umano. Solo pochi multi miliardari possono però avvantaggiarsene a causa del suo altissimo prezzo. Negli esclusi s’accende invidia per gli immortali, a parte che in quei pochi al mondo che ancor credono nella vita eterna spirituale dopo la morte e non desiderano un surrogato d'eternità in terra. Eppure, col passar del tempo, la brama quasi generale di godere del siero va scemando e infine svanisce del tutto. Ci si è resi conto che coloro che avevano acquisito l'immortalità sono stati tutti colpiti, dopo secoli, da profonda noia esistenziale: per gl’immortali il perire sarebbe una liberazione, ma se un ignoto ente era intervenuto donando loro vita imperitura materiale, lo stesso inibisce adesso che muoiano: nemmeno suicidandosi! Non c’è più dubbio che si tratta dell’azione di un’entità trascendente la Terra; e quando il nostro mondo è invaso da una specie extraterrestre scientificamente eccelsa e apparentemente imbattibile, si scopre che quell’ente era intervenuto a fin di bene, provvidenzialmente, ché solo gli immortali – e ne avranno finalmente premio – possono… e qui siamo ancor solo alla metà d’una corale vicenda che si sviluppa nel corso dei secoli entro la Galassia, un cosmo che scopriamo, a mano a mano, frequentato da personaggi insensibili, come l’irascibile astrofisico professor Otto Bauer, la lasciva e criminosa Evy Trompò dirigente del pianeta-azienda Affari, lo sporcaccione sadico McDonald Gutierrez persecutore degli schiavi del satellite Titano, lo spietato plutocrate stellare Alfred McEntire che, passati nuovi secoli in un mondo senza più immortali, è in cerca d'una sua personale eternità terrena. Tra il molto male compiuto dal trust EGO che il McEntire coordina, c’è stata la produzione dalla bruta materia di esseri umani interamente biologici da usare come schiavi al posto dei meno efficienti cyborg. Un giorno però…

    Universi Mondi

    Guido Pagliarino

    La silloge raccoglie racconti di varia lunghezza stesi in anni diversi, dal 1991 al 2017. Il lettore incontra stringhe cosmiche, universi paralleli, passaggi nel tempo e alternauti, esperimenti scientifici antiumani, schiave cyborg e altro ancora, in un futuro non lontano, anzi che almeno in germe è già qui, con miserie sociali come l'indigenza di pensionati, l'uso economico della persona da parte di oligopoli, grazie soprattutto alla tecnologia, l'abuso dell'essere umano nel corso d'una ricerca scientifica non umanistica e fine a sé stessa o agl'interessi di gruppi. La silloge raccoglie racconti di varia lunghezza stesi in anni diversi, dal 1991 al 2017. Il lettore incontra stringhe cosmiche, universi paralleli, passaggi nel tempo e alternauti, esperimenti scientifici antiumani, schiave cyborg e altro ancora, in un futuro non lontano, anzi che almeno in germe è già qui, con miserie sociali come l'indigenza di pensionati, l'uso economico della persona da parte di oligopoli, grazie soprattutto alla tecnologia, l'abuso dell'essere umano nel corso d'una ricerca scientifica non umanistica e fine a sé stessa o agl'interessi di gruppi. Nel primo racconto, LA BUONA E LA CATTIVA SCIENZA, il professor avvocato Osvaldo M., giureconsulto docente di Diritto Internazionale Pubblico, s’è rassegnato a dimettersi dall’università, cancellarsi dall’albo e concludere la vita ospite d'una clinica residenziale per afflitti da una delle malattie neuro degenerative Parkinson, Alzheimer o Pick: quest'ultimo è il male che l'ha colpito, non ancora sessantenne; ma ecco che gli si prospetta, forse, la guarigione, da parte di qualcuno che mai egli avrebbe sospettato esistere. Un angelo? Un diavolo? No, tutt'altri. In I DUE UNIVERSI MONDI DI F. il protagonista F. incontra un diavolo che lo truffa e, tuttavia, gli concede la conquista del mondo; e tuttavia… TEMPO GALANTUOMO parla d'un appassionato di parapendio ex paracadutista militare che è in coma in ospedale, da molti decenni, per una disgrazia in montagna; è ormai vecchio, eppure sua moglie è rimasta giovane come la mattina dell'incidente. Incidente? In DOLCE MORTE un vecchio pensionato quasi povero è obbligato a partecipare a un esperimento sociale assai dubbio, di notte, per strada, in una città resa semibuia, nel rischio di perdere la sua pensione in multe pesantissime dovute a sue mancanze del tutto insignificanti, secondo regole assurde; sulla via non riceve aiuto da nessuno, nemmeno da un vecchio amico suo coetaneo che incontra, nel semibuio, amico che ha l'apparenza d'un pimpante quarantenne. In L'OTTIMA SANITÀ PUBBLICA entra in gioco un'ipotetica, prossima sanità pubblica perfettamente funzionante ”Tutti i problemi sono stati risolti!” afferma pomposo il ministro della salute, rivolgendosi ai cittadini dalla TV pubblica; già ma… come si è giunti al luminoso risultato? Nel racconto PIÙ NESSUNO CREDEVA ALLA TRIADE CAPITOLINA, un uomo di cui non sappiamo nulla si sveglia in un gran cottage da cui non è possibile uscire; egli è completamente solo, la casa è circondata da belve che tentano d'entrare… Chi l'ha fatto finire là dentro? Perché? Diciamo solo: nessun rapporto con noti film giallo-horror di rapimento e detenzione. La storia breve DONNA, ANZI CYBORG ha come protagonista la moglie artificiale, d'intelligenza geniale, d'un vecchio sporcaccione maschilista quasi sciocco. Nel racconto altrettanto breve QUESTIONE DI PROSPETTIVA, leggiamo d'una esploratrice e guerriera d'un mondo a noi lontano che accorre in aiuto della propria gente aggredita da nemici, giunge in piena battaglia e fa per buttarsi nella pugna; ed ecco apparire, incombenti sulle due stirpi in lotta, due esseri colossali…